¿Cómo se lleva un tipo -razonablemente- común con su conciencia? Fabián Zalazar partió de esa pregunta para indagarse a sí mismo cuando desembarcó en el blog (fructífero como pocos) Historietas Reales. Tras más de dos años de publicar tiras en las que su superyo lo amonesta, palmea, azuza y le pone las cosas en perspectiva, llegó al papel Yo, conmigo, de la mano de la editorial Domus, veterana ya en esto de llevar los resultados de un blog a la imprenta.
En formato apaisado que recuerda a las viejas ediciones que De la Flor hacía de Mafalda, y que se aplicó recientemente en otro título de la misma serie (Indecentemente Cursi, de Caro Chinaski), aquí se recopilan en poco más de 60 páginas un puñado de tiras inteligentes, construidas con cuidado y -obviamente- a conciencia.
Una de las grandes virtudes de Zalazar, dentro de la consiga que dio origen a la tira (que sea una historeita autobiográfica) es que evita la impostura de un modo que parece sencillo pero claro, no lo es. Refleja un mundo cotidiano perfectamente asequible al lector: las confusiones ante el protocolo del saludo, las sensaciones que despierta caminar por el barrio, los amigos que lo quieren a uno aunque les importe un comino a qué nos dedicamos y muchos otros son los temas que recorre Yo, Conmigo. Quizás ahí está su magia: en la capacidad de su autor mostrar lo que todos ven y pocos pueden plasmar.
Me encanta Fabián. Me gustó en particular la tira en la que refiere a su desempeño como extra en el programa de Tato.
Particularmente también me encanta Sole Otero. ¿A usted? 🙂
Comentarios por HAS — septiembre 12, 2008 @ 8:25 pm |
A mi Zalazar me hizo sentir muy identificado con una en que se siente un héroe porque consigue arreglar un scanner. Más allá de ser incapaz de arreglar un escaner, me recordó a las (pocas) veces en que pude arreglar algún desperfecto doméstico. El remate y todo el trasfondo económico-político de la tira, además, venía muy atinado para el momento de su publicación, si la memoria no me falla. Y claro, cuando su conciencia lo caga a pedos es fantástico.
Otero me gusta, tiene una cosa muy «cute» en su dibujo y en su relato, y desde ahí la pongo en la misma línea que a Clara Lagos, pero esta última tiene (en H.Reales) un trazo más despojado que, sin ser estrictamente mejor o peor, me gusta más. Además, rompe más frecuentemente con la secuencia del cuadrito tradicional y arma otras hilaciones. De cualquier modo, con ambas, como con Caro Chinaski (por seguir en el mismo grupo de «realistas»), tengo la sensación permanente de que mi condición de varón me vuelve inaccesible un significado más profundo que está presente. Qué se le va’cer, ¿vio?
Comentarios por Andrés Valenzuela — septiembre 12, 2008 @ 11:44 pm |
o este esel primer post?
Comentarios por oenlao — julio 28, 2015 @ 3:01 pm |