Max Aguirre y el cierre de su ciclo en Historietas Reales

"Si la reflexión me lleva a pensar que puedo estar traicionando el espacio, a los que lo leen y traicionándome, lo mejor es frenar"

Este reportaje trata sobre Max Aguirre. El recorrido, sin embargo, empieza por un artista plástico, Ciruelo, conocido por sus dibujos fantásticos. Ese «señor de los dragones» suele explicar que algunas culturas ancestrales entendían el tiempo de modo circular. Eventualmente, decían, uno vuelve al punto de partida, sólo que por haber recorrido todo el tramo, se encuentra a sí mismo «una octava» más arriba. Si uno graficara la idea, vería un espiral. Todo esto a cuento del final «provisorio-definitivo» de Los resortes simbólicos, la página semanal que el dibujante llevó más de cuatro años en Historietas Reales. Ahora siente que completó el ciclo y ya no está en el mismo lugar que cuando comenzó.

Esta vez Aguirre habla pausado. No fuma. Hace rato viene meditando este fin de fiesta, pero todavía le cuesta poner en palabras eso que le sale tan bien con el lápiz. «Está bueno hacerlo ahora, cuando me cuesta y no salgo ileso», desliza con una leve sonrisa melancólica. «Eso» es la última página de Los resortes, que cierra un ciclo, pero también remite a la primera entrega de la serie, por enero de 2006. Esa construcción circular que, sin embargo, no supone una vuelta al comienzo. «Si hay un episodio en mi vida que me movió del lugar como historietista es Los resortes«, reconoce el entrevistado, «me permitió salir a la luz, más allá del círculo de lectores que nos conocían desde la historieta independiente». Una octava más arriba, diría Ciruelo.

«También encuentro ciertas inconveniencias para mantener ese mismo relato sin darle un cierre determinado para, en caso de volver, encararlo desde algún otro lado», comenta. ¿Qué cambió en estos años para Aguirre?

Con esta página, Aguirre se despidió de su "departamentito" en HR

«Antes de Los resortes apenas podía juntar unas cincuenta páginas, poniendo las tiras una arriba de la otra, pero al cerrar el primer año ya tenía más páginas dibujadas que todo lo que había hecho hasta entonces», recuerda Aguirre, «ya desde la cuestión mecánica, del puro oficio, eso me pone en otro lado». La disciplina de la página semanal (el «método HR«, descripto por Federico Reggiani) ayudó a la maduración estética e historietística de todo el grupo, sostiene. «A Historietas Reales llegamos todos con un grado de maduración distinto como historietistas y a todos nos transformó», considera. En su caso, el reconocimiento lo llevó a las páginas de La Nación, con latira Jim, Jam y el Otro, y a las de Billiken, con Alina y Aroldo.

Para Aguirre, este capítulo final de Los Resortes lo convierte en una suerte de «cinta de Moebius en la que todo vuelve a pasar, aunque parezca que sucede otra cosa, en verdad es un tránsito», explica. Para demostrarlo, realizó las últimas cuatro páginas recurriendo a los rasgos más habituales de la serie: una paleta de colores limitada en la que predomina el bordó y una composición de página en la que abundan los planos contrapicados y las viñetas silenciosas. «Cuando subí la primera página de este cierre muchos se alegraron por la vuelta de ‘aquellos’ Resortes Simbólicos«, señala, «lo cual da cierta alegría, porque el momento en que yo considero que es bueno poner un impasse, los demás no están pensando en que tendría que ponerlo, por el contrario».

Dos hechos empujaron al autor a cerrar el ciclo. El primero, una tira que le pidieron para la revista del matutino donde trabaja. Una tira sobre el aburrimiento. «Esa me permitía ser crítico con cierta banalidad de la cultura de masas, que nos achata, sobre la mala prensa que tiene el aburrimiento y la buena que tiene la diversión, cuando el aburrimiento puede ser un buen lugar para la reflexión y la diversión descontrolada un buen lugar para la alienación imbécil, como muy bien demuestra (Marcelo) Tinelli», analiza. El golpe definitivo, sin embargo, llegó con la página que realizó para el cuarto aniversario de la revista Fierro.

Con esta había comenzado en enero de 2006

«No me pidieron que hiciera específicamente de Los resortes, pero a mí me parecía que si tenía que acompañar el festejo de la revista, lo tenía que hacer con ‘mi’ historieta, por la cual me di a conocer», recuerda, «pero me encontré con un tema: ¿cuál era el tono con el cual yo iba a ponerme a hablar cuando en líneas generales tenía una vida bastante feliz? Porque las cosas me salen, me sentiría medio canalla quejándome, reclamando o haciendo un análisis angustioso cuando hay un montón de gente que tiene angustias de verdad».

No es, claro, que le falten angustias ni preguntas existenciales  como las que compartió con sus lectores durante largo tiempo. «En general sigo siendo el mismo manojo de dudas, y me hago replanteos, pero ya no me sentía muy cómodo en una autobiografía que, en el mismo marco de Los Resortes, tuviera un tono más cercano al de Cosas que te pasan si estás vivo, de Ricardo («Liniers» Siri), y no porque esté mal, sino porque me parece que está en otro tono».

«Frente a eso y tras darle muchas vueltas, como en toda fiesta cuando los invitados se van yendo, uno limpia y piensa… bueno, quizás es un buen momento para parar la pelota, agradecerle al espacio, respetarlo por todo lo dado. Agradecer y respetar a los lectores por todo lo que también han dado. Y permitirme esa honestidad, sin obligarme a seguir haciendo algo en lo que hay un riesgo grande de repetirse», reflexiona.

«Los Resortes es un espacio que siento como muy propio, muy personal, no es que miro hacia atrás y lo veo como algo ajeno, como a veces pasa», destaca.

– ¿E Historietas Reales?

– Creo que pasó por un montón de etapas y es un espacio que hoy se ha transformado en otra cosa también.

La Nación y Billiken son algunos de los nuevos rumbos del entrevistado

– ¿Decayó?

– El formato funcionaba muy bien con historieta autobiográfica y autoconclusiva, que era el grueso del blog. Teníamos la lógica de una programación televisiva. Vos sabías que los lunes encontrabas a Zalazar, los martes El Asco y Autobiógrafo, y así. Eso en algún momento y por decisión conjunta se cambió en pos de publicar otras cosas. Porque en realidad Historietas Reales es una manera bastante funcional a los autores para generar obra: hay un montón de libros que han salido de ahí. Cuando empezó era parte de todo ese resurgir de la historieta argentina y era una de las pocas nuevas opciones. Por suerte también ha dejado de serlo: está Factum, Kiosker… online hay un montón y por fuera también. La ausencia de la novedad genera ciertos movimientos, pero no creo que se pueda decir que decayó. Sucedió el tiempo y si lo comparo con cualquier proyecto editorial, te diría que en eso somos sumamente clásicos.

– ¿Qué distingue una etapa de otra?

– Si me la pongo a analizar, los hitos más importantes después de esta nueva etapa surgieron de las nuevas incorporaciones. La primera etapa duró dos años y pico, o sea que la primera y la segunda tienen más o menos la misma extensión. Cuando yo llegó a la conclusión de que las mejores historietas de la segunda etapa están generadas por las nuevas personas que se incorporaron, que son las más regulares y que tienen seguidores más constantes, se embarra el análisis de la «decadencia». El espacio dio Cena con amigos, que no era autobiográfico ni autoconclusivo, y tuvo una cantidad de seguidores comparable con cualquiera de las historietas autobiográficas del comienzo. Virus Tropical tambien lo puedo poner como ejemplo concreto de hoy. Muchas de las historietas de Brian también.

– ¿Es una cuestión cuantitativa, entonces? Antes cada día había dos tiras nuevas y hoy pueden pasar dos, tres días sin actualizar.

– Eso es una cuestión de regularidad, pero no es que no la tenga, sino que no todos los autores la tienen. También hay una cuestión real: la meseta es mucho más difícil de transitar que la conquista. Sucedía en esa primera etapa que los comentaristas entraban a decir cosas porque las entregas eran acotadas y estaban copados con un espacio que antes no existía. Ahora en muchas historias no hay nada que acotar. Pero eso no signfiica que sean malas, sino que tienen una compeltud muchísimo más grande en sí mismas. Hoy Historietas Reales es una meseta, bastante alta, por la cual los actores vamos transitando. Si comparando con la tira del diario, que llega a muchos más lectores y más variados, el accionar de los lectores de Los Resortes era muchísimo más baruyero. Creo que hoy no ha bajado la cantidad de lectores, sino que cambió la dinámica. La maduración también conlleva ciertas instancias más aplacadas.

– Cerró el ciclo, pero habla en presente de Historietas Reales.

– Como integrante del sitio, creo que es como en los clubes de fútbol, si fuiste parte en algún momento importante, siempre vas a seguir siendo parte.

– ¿Y cada tanto jugará un partido homenaje?

– O vas al asado. Capaz no jugás más porque estás retirado, pero seguís ahí. Gatti sigue siendo el arquero de Boca. Los pioneros de Historietas Reales perteneceremos aunque no estemos publicando. Porque queremos el espacio, porque se nos identifica, se nos referencia con él. Uno es un “historieto real”, es como un título. Fede lo es, Mosquito lo es, Diego y Dante lo son, Clara, Caro, Zalazar sin duda alguna. Lo seremos ad eternum. Pero cada uno transita por instancias distintas. Si yo sumo determinadas situaciones que necesitan más análisis y reflexión que acción sobre el tablero a la hora de contar Los Resortes, y que esa reflexión me lleva a pensar que puedo estar traicionando el espacio, a los que lo leen y traicionándome, lo mejor es frenar. Además está bueno frenar cuando a uno le hincha las pelotas, porque no es que salgo ileso. Esas cuatro páginas me costaron un huevo y después que las colgué las miraba como diciendo “¿y si las bajo a la mierda?”. Me parece que está bien. Quiere decir que importa.