Un chico ante la maestría antigua

Imperator presenta la antigüedad mítica en toda su magnificencia

El muchachito está en algún rincón. Espera agazapado entre una montaña de libros, una avalancha de cajas de embalar, un puñado de cuentas por pagar y el adulto que relojea esperando la hora de la cena. Es un niño que cuando purrete escuchaba a Alejandro Dolina narrar historias fantásticas de dioses iracundos y pulsionales, de héroes antiguos, de conquistas y derrotas. El niño que leyó sediento La ilíada y La odisea, y que 15 años más tarde, lee Imperator, de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena, y queda fascinado.

Fascinado porque en Imperator está todo. Desde el camino del héroe más clásico, retocado con un final interesante, hasta la prodigiosa imaginería que sus alucinadas películas mentales le proponían en su primera adolescencia.

El tomo, editado en Perú por Ediciones Contracultura y distribuido en nuestro país por Historieta Argentina, narra la historia de Nicias, un joven ingenuo con sangre real. Su padre es el Emperador. Un déspota cuyas tierras jamás se nombran pero que se adivinan como la antigua Roma. El hombre tiene multitud de hijos naturales, pero no reconoce como suyos más que a unos pocos elegidos, a quienes ni siquiera les pide ser propios. Los educa en distintas artes, pero sobre todo en las de la conquista.

Nicias, por su parte, no tiene parangón. Domina a la perfección las técnicas de la guerra, pero también distintas disciplinas artísticas. En cierta forma, es la personificación del más excelso ideal ateniense, aunando en sí espada e intelecto. Lo que le falta, sin embargo, es mundo. Su padre lo rechaza y lo desprecia.

Así el protagonista empieza su periplo, primero para buscar la aceptación de su padre y luego buscando su caída. En sus peripecias está el clásico camino del héroe. No sólo por el viaje emancipador, que guía la narración de principio a fin, sino también por las altas y bajas en las aventuras de su personaje central.

Aquí los dioses toman partido en el camino de los hombres

El único detalle que puede alejar a algún lector desprevenido es el habla de los personajes, que en varios pasajes tiene giros cercanos a los de los relatos clásicos. Es una cuestión de gusto y costumbre. Al cabo, leer fluidamente un “ríe, gentil campesino, guía del camino” no es complicado, pero puede tomar por sorpresa a alguno.

La novela es clásica también desde los temas que aborda. El reconocimiento paternal aparece en varios relatos fundantes de la literatura y el conocimiento occidental. La idea del Destino y los augures son constituyentes de la mitología griega, que luego inspiró a la romana, que es la que finalmente da forma y estética a Imperator.

En este punto conviene destacar (¡cómo si hiciera falta!) el trabajo de Alcatena. El dibujante argentino hace un trabajo notable de tramados que (re)construye un universo. No es sólo que los prodigios antiguos aparecen en escena, sino que son parte integrante y constituyente de ella. No es un mundo antiguo al que se le agregaron algunas arpías, un minotauro, alguna medusa y se difuminaron los fondos. El de la novela es el cosmos mítico antiguo, en dramática vecindad con las otras grandes culturas de milenios pasados.

¿Está bien narrado? Sí. A pesar de las portentosas ilustraciones, que invitan a pasarse un largo rato mirando cada página, la acción siempre avanza. Cada viñeta invita a la siguiente.

El de Nicias es un relato clásico en todo sentido

Faunos, deidades, monstruos y héroes son tan naturales allí como el siguiente campesino, pero retienen toda su grandeza, su porte y su inagotable magia. En última instancia, lo importante del libro es que mientras los Dioses intervienen en la guerra y el camino de los hombres sigue su estrella, el muchachito voltea las páginas y sonríe.

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Ficha Técnica

Imperator

Guión/Dibujo: Eduardo Mazzitelli / Quique Alcatena

Género: novela gráfica / aventuras

Editorial: Ediciones Contracultura

Lanzamiento: mayo 2010

Origen: Perú (Argentina)

Páginas/papel: 176, 24 x 11 cm.