Cuento para perros sin silbato

Ejemplar particularmente difícil de guardar en la biblioteca

Como animalitos domesticados. Así presenta Javier Bordón a los personajes de Los perros de Pavlov, cuatro niños que suelen meterse en un caserón que presumen abandonado. Lo notable es que pese a ello no hay mayor juicio moral (sí, quizás, de valor) del autor hacia sus creaciones. Bordón, a quien ya hemos visto en Cuadritos con algún fanzine dedicado al manga, presenta aquí un trabajo que data de 2004 y recién ahora llega a imprenta de la mano de Editorial La Pinta.

La diferencia entre ambos trabajos es notable, tanto desde lo gráfico como desde lo narrativo. Si en el manga el autor recorría varios lugares comunes de la historieta oriental, aquí se desliza por claras referencias a algunos de los mejores representantes de la fantasía literaria, plástica y comiquera occidental. No en vano reconoce la influencia decisiva de Neil Gaiman, Dave McKean, Julio Cortázar y Pablo Picasso.

Los perros de Pavlov es una mezcla de anécdota infantil, retrato de la preadolescencia, cuento de terror y la intuición de una narración fantástica. El relato está planteado con dos narradores. Uno, explícito, en la figura de uno de los niños -que evidentemente ya dejó de serlo- desde los cuadros de texto. El otro, implícito, el propio autor, desde las imágenes que redefinen las palabras del personaje gracias a un dibujo alucinado.

Una chica motoriza parte del relato, sin ser su centro

El resultado es una tensión omnipresente en un relato que, de otro modo, sería más bien «apto para todo público». La historia está contada desde una perspectiva juvenil, pero la narrativa es bien adulta, y entre el tono aparentemente inocente del narrador y la expresividad con la que Bordón disecta cada escena, se produce una superposición de temas y sentidos difíciles de desentrañar. En suma, una amalgama compleja que exige varias (re)lecturas.

Párrafo aparte para el formato elegido por el editor. Es de un tamaño enorme que no entra en el scanner de este sitio y va a tener algunas complicaciones para encontrar un lugar apropiado en la biblioteca. La elección inusual se justifica por el efecto que produce en el lector. Si el mismo relato fuese presentado en un formato más pequeño, los dibujos perderían buena parte de su capacidad hipnótica. Sería fácil abarcarlos de un vistazo. Así, en gran tamaño, el lector debe ir recorriendo cada viñeta un poco como quien entra -justamente- a una casa abandonada y juega a descubrir los detalles, con la penumbra impidiendo posar la vista en el conjunto.

Por lo demás, un cuento sobre los miedos y los actos reflejo condicionados desde la infancia. Un juego de sentidos sutiles. Aquí un último punto a destacar del libro: no es condescendiente con el lector. No es obvio. No le sirve en bandeja lo que tiene para decir. Un libro que, saludablemente, evita hacer sonar la campanilla.

El dibujo de Bordón es expresivo y alucinado, y va por un camino distinto del texto en off

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Ficha Técnica

Los perros de Pavlov

Guión/Dibujo: Javier Bordón

Género: relato corto

Editorial: La Pinta

Lanzamiento: septiembre 2010

Origen: Argentina

Páginas/papel: 24, 34 x 24 cm.