Cuadritos, periodismo de historieta

febrero 5, 2012

Höhn: «Para publicar historieta tenés que pensar en plazos muy largos»

Filed under: Cómic argentino,Entrevistas,Literatura — Andrés Valenzuela @ 10:00 am
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Höhn, en el stand de una de las tantas ferias a las que asiste con Pictus cada año

La historieta para chicos está repuntando en el país y allí destacan las publicaciones Pictus. Detrás de este proceso está Guillermo Höhn, su dueño y editor. No es su primer contacto profesional con el medio. Ya en su paso por Puerto de Palos había impulsado una colección dentro de Cántaro, uno de los sellos de la firma. Luego, cuando una multinacional compró la editorial, dio un paso al costado y probó suerte con su propio camino. Empezó publicando literatura y, cuando se sintió suficientemente fuerte, apostó sacando el primer libro de la saga de Fede y Tomate: ¡Hay que salvar a Tomate!, de Luciano Saracino y Gerardo Baró.

El tiempo pasó y su labor se hizo conocida en el circuito comiquero, que siempre mira con curiosidad a quienes parecen venir fuera del círculo. Höhn se mueve con comodidad y tiene el respeto de los autores. Se encuentra con el grabador de Cuadritos en diciembre, en un bar de Congreso quetodavía tiene las ventanas abiertas. Hace calor, pero no tanto como en los meses que seguirán a la charla. Afuera pasa gente y muchos vehículos vociferando carburaciones mal hechas, pero eso no impide al responsable de Pictus exponer su mirada sobre la historieta, deslizar sus preferencias y su propia historia como lector «del género», y finalmente marcar críticas sobre la industria editorial de literatura infantojuvenil.

Cuenta que empezó a leer desde chico «con Billiken» en la década del ’70. Tuvo una etapa intermedia con El Tony y D’Artagnan, y recorrió los primeros años de la Fierro original, ya de más grande. Pero, dice, lo «marcó más la Metal Hurlant«, francesa y de ciencia ficción. De hecho, en buena medida la línea editorial que pretende para las historietas publicadas en Pictus surgen de la BD francobelga. «Para mí es esa historieta de aventuras, siempre tratando de generar personajes fuertes y en series, si es posible. Personajes reconocibles, creíbles, buenas historias», describe y explica que tampoco le interesa tanto dedicarse a las tiras cómicas, aunque este año publicará Jim, Jam y el Otro, de Max Aguirre.

Enlaza esto con experiencias personales. «Al terminar la Feria del Libro de Frankfurt me fui a Bélgica, y en una librería de viejo me compré un volumen de una historieta que leía de chico», cuenta, «a la tercera página me di cuenta que me sabía el remate, ¡me acordaba todo! Fue muy loco, no sabía que me acordaba de esas cosas y eso también te hace reflexionar sobre el valor de la historieta a nivel de lectura, que es distinta que los libros tradicionales».

La barra de la brujita Alina y su amigo Aroldo vuelve en marzo

«Si yo leyera hoy lo que leía en la primaria, como (Emilio) Salgari, (Julio) Verne o la colección Robin Hood, no sé si encontraría lo mismo que creía que había. Quizás encuentro algo peor. Una escritura que hoy no me llega, o que me acordaba de determinadas escenas que no eran tales. Volví a leer El Corsario Negro y me decepcionó, no me pareció bien construida, pero en mis primeras lecturas fue fundamental toda esa saga. Con la historieta al menos a mí me pasa distinto. Vuelvo a leer cosas que leí cuando era chico y además de que me vuelven a gustar, les encuentro más cosas. Creo que ahí está la diferencia entre la lectura de libros y la de historieta».

«Era muy obvio el camino que teníamos que transitar»

«Cuando armé mi propia editorial la idea de publicar cómics ya estaba», explica Höhn. «No empezamos por eso porque no era posible, pero siempre estuvo ahí entre los objetivos de publicaciones. Pasa que también tieen que ver con procesos comerciales, o cuestiones de edición y comercialización por otro».

La pata fuerte de la editorial, explica, está en la literatura juvenil. «Creo que para probar el canal, ponerse fuertes, armar una distribución y generar ingresos estables, y crear un sello que sea reconocido, nos era más sencillo hacerlo a través de la literatura, que también es lo que uno conoce más», reflexiona, aunque no lo considera la única opción posible. «Hay personas que pueden hacerlo más rápido por otro lado, pero yo ya venía por ese y me era muy obvio el camino que teníamos que transitar. Después la posibilidad de hacer historieta sencillamente se presentó». Apareció de la mano de Saracino, con el libro de Fede y Tomate primero y con los cuentos de Horacio Quiroga luego.

«En literatura nuestro fuerte está a partir de los 10-11 años, pero hacía falta la patada inicial de un proyecto que cerrara. Lo de Quiroga cerraba muy bien porque es literatura por un lado, que nos ayuda mucho en las escuelas, en las bibliotecas y otros lugares por fuera del circuito del cómic, y por otro lado es historieta, y buena historieta además», evalúa el editor, «quizás no es un libro tradicional, o es complicado de leer y reclama en algún momento haber leído a Quiroga antes, pero para nosotros es una muy buena carta de presentación y fue una gran experiencia de hacer contacto con mucha gente distinta, ilustradores e historietistas».

Fede y Tomate también regresan en 2012

El plan, continúa, es editar entre dos y cinco historietas por año, más allá de los libros tradicionales. Salvo que ocurra algún imprevisto de los buenos o de los otros, 2012 tiene la grilla cubierta: además del Jim, Jam, vendrá una segunda parte de Fede y Tomate, y también de Alina y Aroldo. A esto hay que agregar el primer tomo de Escuela de Monstruos, de El Bruno, una adaptación de Manual de perdedores, de Juan Sasturain, con guiones de Rodolfo Santullo y dibujos de un muchacho «recomendado por Eduardo Risso». Tiene otras propuestas y piensa en otras antologías, también, pero seguramente quedarán para más adelante. «Para publicar historieta tenés que pensar en plazos muy largos, sobre todo si no contás con la exclusividad de los autores», advierte.

Quizás por eso, desde una perspectiva comercial coincide con lo que en otra entrevista con Cuadritos señalaba el funcionario porteño Sebastián Noejovich: es clave la venta de derechos y de libros al exterior. «Cada libro que hacemos también lo pensamos para poder vender afuera, pero no es un punto de partida sólo comercial, sino también estético: que sea universal», explica, «yo tengo que decir con esta novela, este libro de cuentos o esta historieta tengo que ir a Frankfurt y decir ‘estos son mis libros’ y encontrar gente interesada«. Es difícil, reconoce, porque el mercado europeo está saturado por la sobreoferta «y no siempre la calidad es la mejor».

El lector infantojuvenil de literatura y de historieta

«No sé si hay algo que asemeje a la historieta infantil y la literatura infantil», considera Höhn más allá del obvio target de edad de sus lectores. Editorial y comercialmente, apunta, guardan más diferencias que similitudes. «La literatura infantil en general está muy vinculada a los autores locales y a la escuela. Se edita mucho pensando en la escuela con los consiguientes condicionamientos. Pero también son pocas las traducciones. A la hora de los autores de afuera pesan más los clásicos, incluso los contemporáneos. En la primaria se ve mucho el autor, el tema y el color local, así que es difícil parra un editor traer un autor extranjero para mezclar con el resto del material. Alfaguara lo hace, pero son más autores canónicos, indiscutidos». Esto, claro, más allá de los best-sellers que ignoran las «leyes» del mercado, como la saga Harry Potter. La historieta infantil, en cambio, tiene «un grado de universalidad» que, cree, le permite saltearse las fronteras. «Si traés historieta franco-belga de la que publica Spirou hoy en día, la vendés sin problemas porque el color local se siente menos tanto desde el lenguaje como desde la anécdota».

Dicen que la literatura infantil y juvenil es más de longsellers, ¿cómo es eso?

– Depende la calidad de lo que editás. Pero además creo que muchos de los principales autores de LIJ tienen una gran pata metida dentro de las escuelas, entonces eso te da la venta contínua porque un docente que trabajó con los chicos todo un libro a lo largo del año, es muy probable que lo vuelva a hacer al año siguiente, al otro y otro más. Es muy difícil hacérselo cambiar. El docente ya sabe que el libro le funciona. Estos libros pueden ser clásicos pero uno ya estaría pensando, ¿no va siendo hora de renovar? ¿De buscar otra cosa? Entonces todo el mundo quiere tener un libro en la escuela porque te garantiza una venta más o menos regular con los años. Y muchos autores escriben para eso también y muchas editoriales editan para eso.

"Quiroga es una buena carta de presentación"

Por el tono parece que no te convence esa actitud.

– No me convence para nada la orientación al consumidor en la literatura. No me parece bueno. Más allá de que uno encuentra una línea de trabajo que le gusta y está convencido. Yo sé que existe también en la literatura para adultos. Editores que dicen «bueno, escribime una novela histórica sobre personajes argentinos que tenga en la mitad de las páginas sexo y en las otras referencias históricas». Eso vende mucho, se hace a pedido y se paga bien. Con esto no me quiero poner en predicador, pero hace varios años que estoy en el rubro y sé cómo funciona. Hoy, con un buen nivel de producción anual y escribiendo razonablemente bien, un escritor puede mantener un circuito constante. Sabe que tiene que publicar tanta cantidad de libros al año. Y hay que generarlos. Los editores piden mucho de lo que se vende. Si uno hurga un poquito, encuentra que hay muy pocos autores que se tomen un buen tiempo de trabajo, un año por ejemlo, para escribir una novela. Tampoco hay novelas de más de 150 páginas. Esas vienen de afuera.

¿Cómo es el mercado afuera?

– Yo busqué mucho novelas afuera en mi historia como editor y es muy difícil encontrar libros breves. En general en Europa nadie se cuestiona un libro de 400 páginas. Acá el mercado editorial apunta a otro formato. Son novelas breves que se pueden leer en relativamente poco tiempo, quizás por esto de estar vinculadas a al escuela, donde hay poco tiempo para leer y el autor lo puede hacer relativamente rápido. Eso le garantiza que durante el año lo publiquen cuatro o cinco editoriales diferentes. Es un circuito que se estabilizó en este funcionamiento. Pero, y con esto me voy a ganar el odio de mucha gente, quizás por eso no tenemos el parque de autores que supongo que deberíamos tener por cuestiones culturales. Lo ves cuando salís afuera, cuando querés vender en otro país. Es muy difícil vender literatura argentina afuera. No hay vocación por la fantasía. Somos muy realistas. Por un lado en la literatura encontrás mucha parodia, inclusive de género, pero no hay escritores de género. No vas a encontrar muchos escritores de ciencia ficción o de fantasía natos. Liliana Bodoc. Otros dos o tres. El otro día leía el reportaje a Diego (Agrimbau), que decía que los guionistas argentinos son muy versátiles, que hacen de todo. Y los autores de literatura argentina también hacen de todo. Pero los grandes escritores argentinos eran especialistas. Borges era especialista en fantástico. Cortázar creó su propio nicho. O Sábato. Incluso en un registro personal y propio, pero siempre le ibas a encontrar la misma imaginería. No te los imaginás haciendo una policial, una de vampiros, y una novela cómica luego. No hay forma de crear una voz de autor así. Este sistema de edición no favorece a la aparición de grandes autores.

¿Cón la historieta pasa lo mismo?

– Me parece que la historieta te da un poco de lo contrario. Temáticamente quizás hay mucha variedad, pero el autor está constantemente pensando en su narrativa. Nadie le pide nada. Cuando nadie pide nada uno hace lo que le gusta y lo mejor que pueda hacer. Obviamente, si le piden una historieta de tal, lo hacés. Pero no es la norma del sector, al menos por lo que veo un poco desde afuera. Entiendo que si algún autor encontrara su filón, su riqueza natural, tendría que profundizar ahí. Yo pienso en Robin Wood, digamos. El relato de aventuras. No importa si es Gilgamesh, Savarese u otro. Es el relato de ese tipo. Y hablamos de un tipo poderoso en su obra. Oesterheld tenía eso también, que más allá de la diversidad de temáticas el abordaje era muy personal. Creo que es eso lo que lo hace más sólido al género de la historieta. Además, el lector sabe más y sigue más al autor.  Lo que sí noté en este poco tiempo estando en Ferias o en eventos como ComicCon, es que hay mucho lector interesado, seguidor, crítico y que no es un lector complaciente. Si la historieta es mala te lo va a decir, y si el guionista es malo te va a decir que es malo. En literatura no vas a tener una legión de seguidores que te sean críticos, que te sigan para decirte “che, no me gustó nada el último libro que sacaste”. Es otro lector, es distinto. El de historieta es fiel pero también reclama fidelidad de parte del artista. En literatura eso no se exige.

10 comentarios »

  1. ¡¡Vamos Höhn todavía!!! Vamos que se necesitan muchos más libros de historieta para chicos para los Premios Banda Dibujada 2012. Pictus es un lujo. Avanti!!!
    Abrazo; Cesar.-

    Comentarios por César Da Col — febrero 5, 2012 @ 12:18 pm | Responder

  2. Además de una gran calidad artística, Pictus garantiza una calidad humana increíble. Es un placer trabajar con ellos.

    Comentarios por Andres Accorsi — febrero 5, 2012 @ 12:44 pm | Responder

  3. La historieta estará repuntando, pero el humor gráfico ni ahí. Digo, el cuadrito o la tira que salían en los diarios, hoy son contados. Ya se, tal vez hay lugar para publicar en una revista de medicina holística que sale cada tres meses y te pagan cada 4 ediciones, o se puede hacer humor gráfico para no videntes, o cosas así. No se si me interesa aceptar que esta profesión está destinada a publicaciones de baja tirada, aunque sean de culto. En todo caso, es un consuelo y no es mi idea de lo que es el humor gráfico. Mientras tanto, mantengo mi crítica a los directores de revistas y diarios masivos que no ponen humor gráfico para ahorrarse los dos pesos que parece que el director de la revista de medicina holística tiene, y lo que uno hace permanecerá en el menosprecio de quienes no saben nada de esto.

    Comentarios por Jorge Tesan — febrero 5, 2012 @ 12:53 pm | Responder

  4. Guillermo Höhn -además de ser una persona encantadora- es un editor de «los de verdad». Suena raro escribir eso, pero para un autor no hay nada más agradable que trabajar con un editor que sabe de su trabajo. Que le apasiona. Que no saca libros porque tiene una editorial sino porque le apasiona hacerlo.
    Y Pictus es, justamente, lo que se puede llamar un «hogar editorial». Ahí estamos cómodos, los autores. Con libros magníficos desde la edición. Con un trato inmejorable desde lo humano. Y con unas ganas locas de seguir remando en el mismo río durante mucho tiempo más.

    Gran -y merecidísima- nota a un SEÑOR editor de Argentina.

    Comentarios por Luciano Saracino — febrero 5, 2012 @ 3:50 pm | Responder

  5. Ojala haya mas editores como Guillermo, tanto por su criterio como editor, como tambien por la libertad que brinda a quienes trabajamos con el. Un genio! ABRAZO !

    Comentarios por sebastian barreiro — febrero 5, 2012 @ 5:05 pm | Responder

  6. Tesan recupera la discusión no resuelta. Bien por él.
    Unos tienen miradas optimistas otros pesimistas y pareciera que el debate no puede encontrar un mínimo espacio de materia común sobre la que argumentar, es más, parece que se hablara de dos cosas distintas cuando en verdad se está hablando del estado del mercado editorial, de la historieta y del humor gráfico en Argentina.
    Habría que ponerse de acuerdo sobre qué es cada cosa para cada cual.
    Si revisamos las ediciones y la creciente calidad de ellas, el marcado editorial está mejor y en constante mejoría, si revisamos con un poco de detalle cómo se constituyen esos sellos editoriales, el alcance de sus ventas y por consiguiente la estructura económico financiero que las sostiene, el mercado editorial sigue siendo, salvo excepciones, un espacio que se sostiene por voluntarismo y pasión.
    Con los autores pasa lo mismo, si revisamos hay muchos y muy buenos historietistas y humoristas gráficos, ahora si revisamos cuantos viven de hacer historieta o humor gráfico, no sé si logramos llegar a un número de tres cifras.
    Alcanza comparar cifras con el informe que Cuadritos nos acerca del mercado francés para hacernos una idea cabal del asunto.
    ¿Por qué sucede esto? No termino de saberlo y supongo que hay distintas razones, estimo que somos parte de un arte popular y masivo que dejo de serlo hace unos 20 años (al menos en nuestro país) y que ahora intenta ingresar en otros ámbitos con dispar suerte, no puedo evitar, por mi cercanía al mundo del tango, ver en el derrotero nuestro, coincidencias con eso que la música ciudadana vivió y nunca terminó de superar y que fue, dejar de ser la música del pueblo, dejar de ser popular. Eso creo que es lo que nos pasa en términos de gustos del público, los por qué de las elecciones de los editores, ya es más complejo, en el mercado editorial de libros la misma suerte que corren los historietistas suelen correr los autores de la nueva literatura argentina que suelen ser, con suerte, la comparsa que sostiene (en el sentido más literal del verbo sostener, haciendo de estante) el lanzamiento del best seller internacional que viene desde la casa matriz y que luce esplendoroso y con prensa sobre la mesa de novedades. La historieta vende menos aún que esos autores nuevos y además juega de visitante en el mundo del libro, no hace falta explicar la actitud comprensible de los editores.
    Con respecto a los editores de otros medios… ¿Cuántos lugares hay en los diarios nacionales? No hay revistas de humor y no hay otros medios que, como antes, le permitan a los autores vivir de publicar y entonces el futuro es difuso porque además, de esos pocos autores que viven de hacer historieta, muy pocos viven dirigiéndose al público argentino y muchos lo hacen dirigiéndose a públicos extranjeros y entonces ambas cosas hacen que se vuelva aún más improbable recuperar el ida y vuelta popular con el público, ese que genera espacios de publicación y fuentes de trabajo, que en definitiva seon y fueron el verdadero motor de la cantera de humoristas gráficos e historietistas argentinos que hicieron historia.

    PD: Más allá de eso Hörn desde que me edita se ha vuelto multimillonario y yo ya lo era y todo por las ventas de nuestros libros, pero bueno, no nos gusta ostentar, somos (aunque mi nariz diga lo contrario) gente de perfil bajo.

    PD1: Hay excepciones en el mundo del humor gráfico (y no de la historieta) que se encaraman entre los más vendidos del mercado, pero son eso excepciones y por lo tanto no me parece que sumen nada citarlos ya que son menos del 1% del total de la realidad de los autores actuales

    Comentarios por Max Aguirre — febrero 5, 2012 @ 5:08 pm | Responder

  7. Excelente entrevista. Muy de acuerdo con el comentario de Hörn sobre la falta de vocación por la fantasía de los autores de literatura locales, lo digo como aficionado al genero.

    Comentarios por Arekasadaro — febrero 5, 2012 @ 10:03 pm | Responder

  8. Comparto casi totalmente el excelente comentario de Max. Casi podría firmarlo y hasta profundizarlo, pero tal vez no sea este el lugar. Leve acotación sobre la decadencia del tango y acaso otra rima respecto a nuestra profesión. A inicios de los ’60, además de la decadencia del género, hubo personajes, como el director de la RCA Victor, puesto desde USA por la compañía cuando lo tradicional era que fuera argentino, que se dedicó a tirar literalmente a la basura los masters de muchas grabaciones de tango. El tipo se llamaba Mejía y fue el mentor de porquerías como El Club del Clan, formato transplantado desde el país del Norte. Digo, que tal vez en el desprestigio que ha venido teniendo nuestra profesión, haya habido algunos personajes que ayudaron desde los mismos medios.

    Comentarios por Jorge Tesan — febrero 6, 2012 @ 1:36 am | Responder

  9. No soy de aceptar las teorías conspirativas como explicaciones, a lo sumo acepto que hay ciertas cosas que han colaborado a que se agraven ciertas otras.
    El caso de Mejía en RCA y de Coca Cola regalando litros y litros a los clubes que llevaran a sus bailes al Club del Clan y no regalándole nada a los que llevaban a orquestas de tango son una parte del todo y en ese todo, el tango tuvo su parte del león en la propia decadencia. No voy a explayarme en tales cosas, pero con la historieta y el humor gráfico pasó algo parecido, sin dudas la apertura de la importación feroz y la entrada de historieta mayoritariamente estadounidense fue un tiro en la frente de la industria nacional, pero la industria nacional era un muerto desde antes replicando una fórmula vetusta y sin cambios desde hacía 30 años, Columba y Skorpio, Humor Registrado y Hortensia, por poner algún ejemplo lo que había logrado en su momento era hablar con su público en la sintonía exacta para que ese público se sintiera apelado y para cuando los 90s eso ya no pasaba y si no era la mala gripe del neoliberalismo, alguna otra cosa mataría a Columba y Skorpio que era lo único que quedaba y que además, seamos honestos a la hora de la melancolía, eran lo más parecido a una fábrica abusiva, leonina y despótica con sus autores.

    Hoy (en general, comentar es permitirse las generalidades hasta con grosería) no se logra hablar en sintonía con el público ese de a pie que no es particularmente fanático ni detractor de las historietas y los chistes y que en verdad no siente que lo nuestro es un desprestigio, sino que sigue mirando con cariño y simpatía las páginas con dibujitos y globos.

    Comentarios por Max Aguirre — febrero 6, 2012 @ 2:16 am | Responder

  10. […] Los chicos también tendrán sus opciones con Pictus. Es que el sello de Guillermo Höhn publicará Escuela de monstruos vol.1, de El Bruno, y dos libros de MAx Aguirre: Alina y Aroldo […]

    Pingback por Lanzamientos del mes « Cuadritos, periodismo de historieta — abril 4, 2012 @ 10:02 am | Responder


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