Como personaje, Wolverine tiene una ductilidad maravillosa para cualquier guionista de superhéroes: su longevidad. No sólo porque les asegura poder delirarse con el nivel de poder de sus enemigos, sabiendo que ningún daño al canadiense cabrón es permanente, sino porque les supone un extensísimo campo de acción para ponerlo una y otra vez frente a su pasado aún si el lector (¡o el mismo protagonista!) jamás oyó hablar de él. Sacar enemigos y conspiraciones de la galera sin que queden (demasiado) desubicadas, rinde. Algo de ello sucede en Wolverine – La Cofradía, una pequeña saga que transcurrió entre los números 314 y 317 de la edición norteamericana y que fue recientemente publicado por OvniPress en Argentina.
Aquí Cullen Bunn trae a cuento la existencia de (sí, adivinaron), la Cofradía, un grupo de excéntricos muchachos que empezó queriendo dominar el mundo desde las sombras y ahora andan dándose murra en torno a una señorita que “sueña” y a quien el patilludo de garras debería haber tronchado 80 años atrás. Pero como a fin de cuentas el hombre es un tipo sensible (siempre se enternece con las pequeñitas, desde Jubilo para acá), en lugar de llenarle de agujeros el cuerpecito, el tipo la escondió en una cueva y le pidió que “dejara de soñar”, así los cófrades no la encontraban.
Dejando de lado el cómo al hombre se le ocurrió esconder a alguien en una cueva y no pasar a buscarla luego, y sin siquiera dejarle un magiclick y el teléfono de un delivery, al menos Bunn explica cómo sobrevivió la chica tanto rato. Lo que no revela el guionista, hasta bien entrada la historia, es qué se supone que son esos sueños que la chiquilina tiene y que tanto preocupan a La Cofradía. (more…)