Cuadritos, periodismo de historieta

julio 10, 2012

Oda al profeta del reggae

Filed under: Cómic argentino,Reseñas — Andrés Valenzuela @ 10:00 am
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Agrimbau equilibra política, credo rastafari y biocómic

¿Alcanza una persona para imponer un estilo musical y un modo de vida? La respuesta juiciosa es que no, que hace falta mucho más: más gente, el contexto adecuado. Pero claro, a veces una persona se convierte en un punto pivotal para ciertos cambios. Bob Marley, cuentan Diego Agrimbau y Dante Ginevra en el biocómic que publicaron, fue uno de ellos para la sociedad jamaiquina y también para la expansión del credo rastafari. El título supone la tercera entrega de la colección Tragedias del rock, publicada por V&R Editoras.

En esta ocasión, la editorial abandonó el formato de tapa dura que había explorado con las dos primeras entregas y viró hacia una edicón más revisteril y enfocada en los kioscos de diarios. Desde el contenido, por otro lado, se trata del -al menos hasta el momento- trabajo más logrado de la colección. Un poco porque se nota a un guionista más entusiasta con el personaje, otro poco porque hay un dibujante puesto entero al servicio de la historia y que se colorea a sí mismo, y otro poco porque Agirmbau y Ginevra se conocen mucho y bien, y tienen aceitada su dinámica de trabajo.

En lo que al contenido dramático refiere, Agrimbau no toca ninguno de los temas potencialmente controversiales en torno Marley, esos que su esposa Rita publicó en una polémica biografía del profeta del reggae. En ninguna de las páginas se mencionan las faltas a la livity (el modo de vida), ni las comprobadas ni las supuestas. Es curioso que ni siquiera se alude a los muchos hijos que tuvo el cantante y compositor. El Bob Marley de Agrimbau no es el tipo íntimo, sino la figura pública, el militante espiritual y musical de Jamaica y el mundo. (more…)

mayo 8, 2012

Un detective contra la publicidad invasiva

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La publicidad omnímoda y la mala suerte, premisas de Fergus

Pocas cosas tan omnipresentes como la publicidad. Está, literalmente, en todos lados. Incluso en el mismo producto: el «packaging» (término tilingo para referirse al envoltorio de un producto) funciona como publicidad inmediata del propio producto que envuelve. La propaganda -casi siempre indeseada- está en todos lados: en marquesinas, paredes, revistas, redes sociales, mails y hasta en los tickets del teatro. A no desesperar: en Promonthia están peor. Tanto, que los mismos ciudadanos son publicidades andantes y se les meten en los sueños.

Con ese punto de partida Diego Agrimbau y Pietro ( la misma dupla que acaba de culminar Cieloalto en la revista Fierro) publicó en 2009 Fergus, detective publicitario en la editorial francesa L’Atalante, título que hoy retoma Historieteca Editorial. El libro sigue el formato del tradicional álbum francobelga unitario, lo que supone una historia autoconclusiva. Por el espacio (48 páginas), el guionista no tiene mucho margen para desarrollar los personajes ni profundizar en los temas que propone, pero el autor conoce muy bien el mundillo publicitario, monta una historia sólida, bien resuelta y que no decepciona en ningún punto.

La trama propone una suerte de relato policial con ribetes de ciencia ficción, fantasía y humor. En la ciudad de Promonthia la industria del márketing se está yendo de madre y sobre las espaldas de Fergus recae el detener una conspiración empresarial que incluye pobres diablos genéticamente modificados para parecer logotipos y una novedosa forma de propaganda onírico-subliminal. El caso pone al detective en contacto con un viejo amigo que mejor perder que encontrar y con su ex mujer. (more…)

abril 17, 2012

Aventuras con el diario bajo el brazo

Los canillitas, primero en Tiempo Argentino, luego en Historietas Reales, ahora en libro

Tacheros, empleados de videoclubs, ¡boxeadores! Con lo que no se había hecho nunca costumbrismo es con los vendedores de diarios. Porque eso es Los canillitas, una comedia costumbrista que gira en torno a un kiosco de diarios y revistas en algúna calle ignota. Lo más cercano que registraba la historieta argentina reciente eran las tiras Humor a diario, publicadas en Comic.ar. Pero hasta ahí llegaban las similitudes, porque lo de Diego Agrimbau y Fernando Baldó era una tira diaria y no (necesariamente) pensada como chiste con remate.

Lo de Los canillitas, ahora recopilado en libro por una coedición de LocoRabia y Grupo Belerofonte, es una experiencia inusual. En primer lugar, porque el costumbrismo parecía haber desaparecido de la historieta argentina. Ni siquiera daba la nota en los momentos en que el género triunfaba en tv y cine por igual. Pero también porque los diarios locales recorren otros caminos en sus páginas de humor y este título salía, justamente, en un diario porteño joven (Tiempo Argentino).

En tercer lugar, por cómo el guionista construye sus personajes. En principio, cada uno de ellos responde a un rol y arquetipo bien marcado, claro y delimitado. Incluso son obvias las relaciones que han de llevar entre ellos. Lo que llama la atención es la cantidad de personajes que insume el elenco estable de la serie (no menos de una decena de figuritas), una suma muy, muy difícil de sostener en una tira diaria. Concordando con las normas del género, Agrimbau los lleva a situaciones entre cotidianas y delirantes. En el arco argumental que recopila el libro, la inauguración bolichera de una peluquería que renueva el look de uno de los protagonistas. (more…)

enero 29, 2012

La llegada del lector-editor

Por Diego Agrimbau

Edición: Andrés Valenzuela

Con el crowfunding, Zuloaga consiguió editar su antología

Hace mucho que no escribo críticas u opiniones, así que voy a comenzar diciendo perogruyadas. Tengo que ponerme al día. Confío en que con el correr del texto llegaré a algo medianamente interesante que justifique esta convocatoria de Cuadritos. Así que ahí va. Sepan comprender.

Nosotros leemos historietas. Y algunos de nosotros, lo hacemos desde hace mucho. Hasta hace poco más de diez años, nuestras opciones de lectura estaban condicionadas por los vaivenes del humor editorial. Es decir, de los editores. La lógica era simple y era una sola. Había mucha gente haciendo historietas, algunas buenas; la mayoría, malas. ¿Quién separaba la paja del trigo? El editor. Pero no lo hacía exclusivamente por amor al noveno arte, sino también por cuestiones materiales: había que vender lo suficiente para perpetuarse hasta editar otro libro, y de paso, pagarse la vida. El editor corría el riesgo empresario, invertía capital y esperaba recompensa.

De esta lógica luego se desprende un abanico muy amplio de posibilidades comerciales, contractuales y legales entre  todas las partes de la industria: autor, editor, distribuidor, vendedor, lector. Así se mantiene este concierto hasta el día de hoy, entonando con mayor o menor énfasis siempre los mismos temas: royalties, liquidaciones mensuales, derechos de autor, etc. Claro que todo concierto tiene su discordia. Hechas las leyes no tardaron las trampas: números de ventas sospechosos, liquidaciones por royalties inexistentes, contratos leoninos, derechos vulnerados y toda la gama de denuncias que algunos autores se han animado a reclamar a viva voz.

Hasta hace diez años este sistema tan funcional como confuso era el único modo de creación de opciones de lectura. La única alternativa, siempre reptando por lo bajo, era la autoedición. Se fusionaba, siempre con algo de dolor e incomodidad, al autor con el editor. Las cinco partes se volvían cuatro: autor/editor, distribuidor, vendedor, lector. Y si la venta se hacía en forma directa, en eventos o a punta de pistola, hasta podíamos quedar en dos: autor/editor y lector.

En esa reducción de términos perdimos sistematización: la venta directa tiene todas las imposibilidades de la pequeña escala. El auto/editor casi nunca accede a números de venta capaces de sostener un modo de vida, por más frugal que sea. Está condenado, orgullosamente, a la artesanía comercial y a la manutención por otros medios.

Entonces vino Internet. (more…)

noviembre 20, 2011

Entendiendo la historieta francesa con Agrimbau (II)

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Parte 2 – Las dos crisis (¿la parte 1? Aquí, ¡por favor!)

Agrimbau fue a Francia por una residencia que ganaron con Lucas Varela

Si de algo entiende un argentino, es de crisis económicas. Podrá no saber nada de economía, pero seguro vivió al menos un gran descalabro financiero que dejó todo patas para arriba. Quizás por eso Diego Agrimbau no se muestra muy sorprendido por lo que sucede en el mercado de la bande-desinée francesa. Es parte de un sistema de producción cultural que se desperdigó por el mundo a fuerza de caídas editoriales. Con ojo clínico, el guionista da cuenta en una frase del panorama que enfrentan sus colegas franceses: «nos encontramos con tipos reconocidos, con quince libros publicados y premios ganados, y ellos mismos nos confesaban que estaban buscando trabajo de recepcionistas».

Un panorama desolador, pero al que muchos dibujantes argentinos se acostumbraron en otras épocas. Para los franceses, detalla, la cuestión tiene un obstáculo más, que es el desconocimiento de otros mercados. «Un poco porque no les importan, pero también porque lo que pagan en euros siempre es menos que en Francia». Salvo algunas excepciones que publicaron títulos en España o otros puntos del planeta, para la mayoría de los galos la historieta es francesa y punto. Si hay una viñeta más allá de las fronteras de la República, «es un blur que mucho no les importa». Algo similar a lo que les ocurre a japoneses y norteamericanos. «Los grandes mercados de la historieta se retroalimentan y no suelen abrir mucho el campo. Ahora allá nadie sabe qué va a pasar, ni si es verdad lo que dice Ángela Merkel (la canciller alemana) que va a haber diez años más de crisis».

Agrimbau se reconoce sorprendido por «la poca bola» que los franceses dan al resto del mundo, pero también encuentra cierto consuelo al ver que las dificultades que suele sufrir para verse publicado en el Viejo Continente, y que el atribuía a la distancia y su pasaporte, son las mismas que enfrentan los colegas francófonos. «Esto de tener que buscar trabajo de otra cosa es la primera vez que lo tienen que hacer. Hace diez años daban por hecho que iban a morir haciendo historieta. Alguien de L’Association decía que cuando era un fanzinero desconocido ganaba más y tenía mejor nivel de vida que ahora, que es una estrella, por lo mucho que se devaluaron los contratos».

El problema ignora banderías políticas, aclara. «No es sólo una cuestión de que Sarkozy es malo y de derecha. Vivir mucho tiempo como lo hacían ellos  es insostenible. Angoulême está lleno de dibujantes dedicados a la BD, a la ilustración, a la animación. Muchos que trabajan y tienen sus empleos en revistas, o publican historietas, o hacen diferentes cosas. Pero hay muchos otros que viven de la seguridad social. Y que no tienen ningún problema en seguir haciéndolo. O sea, tienen casa, auto, comida y no ganan un peso como dibujantes. Dibujan lo que se les canta el culo, cosas alucinantes pero que no se preocupan en salir a colocar en el mercado», describe el autor de La burbuja de Bertold.

Pero normalmente los seguros de desempleo te duran sólo un tiempo.

– No si sos artista. En Francia por el sólo hecho de ser artista y tener un título de alguna universidad, entrás en un régimen especial donde básicamente el Estado tiene que hacerse cargo de que sos artista. Anécdotas como esas tenés muchas. Una cantidad de recursos puestos en lugares de los que nunca iban a volver. Por un lado decís “maravilloso, el Estado te paga por hacer lo que se te canta el culo en tu casa”, pero por otro… (more…)

noviembre 13, 2011

Entendiendo la historieta francesa con Agrimbau (I)

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Parte 1 – Criterios editoriales y calidad artística

La dupla aprovechó y recorrió cuanto pudo mientras avanzaba en Diagnostics y otros proyectos

Dice que le cuesta hablar del viaje. Que no sabe por dónde empezar. Pero una vez que arranca, no para. Y en el fondo, parece tener las cosas bastante más claras de lo que reconoce. Al momento de la entrevista, Diego Agrimbau lleva menos de una semana en Buenos Aires, de vuelta en su casa, con sus cosas, su esposa y Maga, una gata demandante que ronda el living del departamento. «No sabés la cantidad de libros y originales que mordió y comió», recomienda cautela el guionista. Autor del multipremiado La burbuja de Bertold y de Los Canillitas (en Tiempo Argentino), pasó cuatro meses en Angoulême, Francia, y otras ciudades cercanas, junto a Lucas Varela para participar en una residencia para historietistas, en la Maison des auteurs (La casa de los autores), gracias a la serie de relatos sobre enfermedades mentales y recursos formales de la historieta.

La Maison des auteurs, apunta, forma parte de la «Cité de la BD et l’image», el conglomerado de todas las instituciones estatales francesas vinculadas a la historieta. Allí hay autores de todas partes del mundo. «Algunos tenían departamento, como nosotros, otros tienen sólo el atelier, otros ni siquiera tienen eso, pero van y usan las computadoras, nosotros ligamos el paquete recontra full, que es el que le dan a los extranjeros que vienen desde más lejos, que están más complicados, o van por estadías más largas», explica. «El tiempo que te dan es para que vos trabajes, no necesariamente que termines el proyecto que presentaste, y no es exclusivo, podés hacer otras cosas si tenés trabajos previos o si querés empezar algo nuevo. Nadie te vigila, nadie va a ver si efectivamente estás haciendo lo que dijiste: confían en que vas a ponerte las pilas».

Diagnostics, como finalmente se llama el proyecto que presentaron con Varela, es una de las experiencias formales más interesantes de los últimos tiempos en la historieta argentina. Sus tres primeras historias ya se publicaron en la revista Fierro (ayer, la tercera). Hay otras aún inéditas y sólo una pendiente por escribir y dibujar.

Sinestesia, tercera entrega de Diagnostics, desde ayer en Fierro #61

«Me encantó hacerlo. Es muy desafiante, muy complicado andar buscando relaciones entre enfermedades y recursos de historieta. No es que te sentás y lo escribís de una. No es que te proponés hacer una bélica, buscás la batalla tal de la Segunda Guerra y arrancás. Así que hubo muchas marchas y contramarchas. Era escribir un guión entero, tirarlo y volver a hacerlo. Hasta ahora todas las histoias que salieron quedé muy contento con el resultado. Vino muy bien estar aislados, en un ambiente de historieta permanente. También era interesante la devolución que teníamos del resto de la gente. Despertaba mucho interés, porque este tipo de juegos formales a los franceses siempre les copó».

Aunque tienen algún editor francés interesado en el libro, de lo que más hablará Agrimbau en la entrevista es sobre el mercado francés, que tuvo oportunidad de estudiar y analizar en profundidad. Con qué criterios se manejan, cómo se forman sus colegas y cómo capean la crisis que angustia a Europa.

«Lo que todos sabemos de que allá se narra con muchos cuadros por página, en álbum grande y con fondos cuidados es así, sí, pero no es sólo eso», advierte, antes de mandarse de lleno a comentar el mercado. (more…)

julio 26, 2011

Otra tragedia rockera

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Al "thriller en blanco y negro" le falta vuelo

El sello V&R Editoras lanzó en la última Feria del Libro la colección Tragedias del Rock. Los dos primeros volúmenes están dedicados a John Lennon y a Michael Jackson (es el que hoy se reseña). Por lo que se puede ver en estas entregas iniciales, la serie apunta a una edición muy cuidada, en formato álbum, con tapa dura y buen papel, pero con un ojo puesto en el balance entre calidad y precio. Por una simple cuestión etárea, estas primeras «tragedias» arrancan lejos del ilustre Club de los 27, al que se acaba de incorporar Amy Winehouse, pero bien pronto saldrán a la calle títulos dedicados a Jim Morrison (él sí miembro del «club») y a Bob Marley.

El tomo dedicado a Michael Jackson es un trabajo llamativamente flojo de Diego Agrimbau (guión) y Horacio Lalia (lápices y tintas). La biografía, como género, es un producto difícil que triunfa en raras ocasiones. El éxito comercial lo suele garantizar la figura retratada y la movida mediática (generalmente asociada a la posible polémica) que acompañen el lanzamiento. Que descolle por otros méritos no asociados al dinero ya es asunto más difícil, y que variará según consiga arrojar luz sobre la vida del individuo, la rigurosidad de la investigación que respalda la voluntad de narrar una vida célebre o lo que pueda revelar de la sociedad que cultivó esa misma figura.

Ninguna de esas posibilidades se cumple aquí. El guión de Agrimbau se limita a contarle al «Rey del Pop» su propia historia, a partir del mito que asegura que uno al morir ve pasar su vida entera ante sus ojos. Una voz narra el asunto a Jackson de la primera página a la última, mientras el cantante blanquecino opone alguna objeción de tanto en tanto. En general el asunto queda algo falto de gracia, quizás por la falta de una curva dramática realmente atractiva. La vida no siempre imita la ficción y ceñirse a los hechos no siempre hace de ello una gran historia. Es el caso. (more…)

junio 19, 2011

«Pinocchio es la libertad, la anarquía absoluta para el dibujante»

"Todo el proceso creativo está en los cuadernos de bocetos"

Sasha, es fácil imaginarla, estuvo sentada allí. En una mesita de la vereda, con gafas enormes para cubrir los excesos de la noche anterior que le inventaron Lucas Varela y Carlos Trillo. «Siempre nos juntábamos acá», cuenta el dibujante. «Acá» es Sálvame María, un bar frecuentado por los personajes de la última serie que la dupla publicó en Fierro. «Pero nos juntábamos a tomar café, no a almorzar porque es medio caro», aclara el entrevistado. Para que no se le complicara mucho la documentación, el guionista le armaba escenas en la zona. «Por el barrio chino y por acá, hay toda una persecusión que sale del bar y sigue hasta la barrera de allá», señala a lo lejos.

«La parte de la villa 31 la verdad es que no fui a investigar», reconoce, «me dio no sé qué, no sé cómo ir a sacar apuntes ahí, así que es todo imaginación y notas del guión, aunque tampoco es que hiciera falta, porque fotos se consiguen». Otro de los últimos relatos de Trillo se le viene pronto a la memoria. «Tampoco sé qué investigación habrá hecho (Eduardo) Risso para Bolita, aunque parece muy realista, pero uno como dibujante usa un poco la imaginación y trata de pensar cómo vive alguien ahí».

Al publicarse esta nota, los caminos de Varela coinciden en Europa. Por un lado, porque en España acaba de publicarse una recopilación de Paolo Pinocchio, realizada por la editorial Dib Buks. Por otro lado, porque junto al guionista Diego Agrimbau ganaron beca y residencia para instalarse en la «Maison des auters» («Casa de los autores»), en el pueblito de Angoulême, allí donde se realiza el prestigioso festival. Durante los próximos meses trabajarán en su serie de historias sobre locuras y aspectos formales de la historieta, que ya recibió muy buenas críticas por sus notables resoluciones cuando aparecieron algunos intentos en Fierro.

Alguna vez mencionaste que te aburrís rápido de los personajes.

– ¿Yo dije eso? Con las historias largas, quizás. Me pasó con otras cosas, con Ele, que estuvimos haciendo con Trillo y (Eduardo) Maicas. Con Lolypop, que estuvimos haciendo con Gustavo Sala. Pero con Paolo Pinocchio no me aburro, siempre hay algo más para contar, da para cualquier cosa. Tiene esa amplitud que podés meterlo en cualquier situación. Ahora que estoy contando esas historias de eventos culturales en la Ñ, lo meto a Paolo, ¡y no me importa nada! (more…)

mayo 30, 2011

Nueva historieta argentina

«En este preciso instante, alguien está dibujando. En algún lugar del país, sobre el tablero colocado en una habitación, hay un joven esforzándose sobre una hoja de papel. Quizás tiene un lápiz y está «plantando» los bosquejos que ocuparán cada viñeta. Quizás ya llegó al momento en que los trazos se consolidan en tinta china. O tal vez ya pasó el material a la computadora y –desde allí– colorea la página. Ese muchacho o esa chica forman parte de una heterogénea, desindustrializada, talentosa y nueva camada de historietistas argentinos«.

La ilustración de Gerardo Baró

Así comienza el informe que la revista Acción, dependiente del Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (del Credicoop), publicó en su más reciente número, el #1075. La revista dedicó su tapa (ilustrada magníficamente por Baro) al informe de un servidor. El extenso artículo parte del testimonio de jóvenes historietistas sub-30 y consulta a figuras del ambiente para explicar cómo crean, cómo se forman, trabajan y apuestan al futuro los nuevos lápices de la historieta argentina.

Allí hablan Gerardo Baró –¡Hay que salvar a Tomate!-, Berliac5 para el escolaso-, Cecilia «Gato» Fernández, Brian JánchezShloishim-, KioskermanEdén-, Diego Agrimbau, Liniers, Quique Alcatena, Juan Sasturain y el ya fallecido Carlos Trillo. Una selección inevitablemente limitada a unos pocos nombres, pero que capturan distintas experiencias, distintos estilos y, a la vez, dan cuenta de los espacios y recorridos comunes de esta generación en ascenso.

Para leer la nota.

diciembre 14, 2010

Deshilachando el Lienzo

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Los pocos, pero intensos, defectos del libro no son inmediatamente obvios

Hacer una secuela no es lo mismo que plantear una hilación, ni que ofrecer al lector una continuidad. Por ello El gran lienzo no es una genuina «segunda parte» del multipremiado La burbuja de Bertold. Claro que la acción transcurre tras el estallido social en la patagónica Butania y que el mismo Lorenzo que programaba el teatro neumático allí es el mismo que llega a las temperaturas australes de la mano de una artista plástica deseosa de consagrarse en Unánima. Pero esta continuidad cronológica es apenas una cáscara.

La auténtica hilación entre ambos relatos es conceptual, pues consiste en el abordaje que el guionista Diego Agrimbau hace de la representación historietística del arte y, sobre todo, de su función social. En este sentido, más que una «trilogía inconclusa» (hay, aún inédita, una tercera parte pensada para la serie), aquí se trata de un tríptico. Tres miradas sobre el arte, la cultura y la sociedad, que pueden (podrían) leerse en cualquier orden o por separado.

Si en La burbuja… aparecía la idea de la revolución desde el teatro, aquí se plantea la cuestión del consenso en el campo del arte y la imposibilidad de clausura del debate estético. Una obra puede condensar la esencia de un momento social, sí, pero eso no la convierte en la «obra definitiva», ni dejará sin efecto las discusiones de ningún tipo. Sería interesante pensar esto desde la perspectiva de la propia historieta argentina: ¿hay «una» historieta argentina?, ¿es posible generar una publicación que albergue a «toda» la historieta argentina y que satisfaga a todo su campo? Los plásticos de El gran lienzo creen que sí podrán consensuar una pintura sobre el hielo que sea testimonio de la grandeza cultural de Unánima y que «sólo podrá ser contemplada por los dioses». (more…)

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