El tercer tomo de Monster es el mejor de cuantos fueron publicados en Argentina hasta ahora. Lo es, pese a no cambiar sustancialmente respecto de los anteriores. ¿Cuál es la diferencia, entonces? Hay dos claves. La primera es que en este pasaje aparecen o se consolidan personajes secundarios muchísimo más interesantes. La segunda clave está en la mejor presentación del ambiente general. Ampliemos.
En la reseña del primer tomo se advertía sobre algunos problemas de ambientación. Ejemplo 1: Las paredes de los hospitales estaban demasiado limpias, sin siquiera un cartel que sugiriera a pacientes y visitantes qué hacer en caso de emergencia. Ejemplo 2: parecía que los personajes involucrados en la escena eran los únicos en el mundo. En rara ocasión Urasawa se molestaba en dibujar un «extra». Por contrapartida, la arquitectura de los edificios era impecable y de una precisión única, creando efectivamente «ambiente».
En este tomo el segundo ejemplo se mantiene. Cada tanto aparece alguna pierna como para sugerir que por ahí camina alguien más, pero apenas en una viñeta de todo el tomo aparecen figuras humanas que no están involucradas en la historia. Lo que sucede es que al desaparecer el hospital como escenario central, el mangaka se puede lucir en su versatilidad. Los ambientes siguen siendo excesivamente ordenados, prolijos y «limpios», pero como ganan en diversidad, se disfrutan. Urasawa recurre a los planos generales con más frecuencia, obsequiando a los lectores con múltiples viñetas de fachadas de edificios, sean estos mansiones, casas viejas, institutos, cabañas campestres o departamentos. Un lujito de líneas precisas y composiciones perfectas. (more…)