Un tesoro y 100.000 tumbas

Piratas, un tesoro, y una historia a resolver con los padres

Pocos autores tienen una voz tan personal como el noruego Jason. Detrás de esa narración parca y que bordea el minimalismo, de los personajes con  la expresividad limitada al mínimo indispensable y el absurdo sutil con el que construye sus relatos, el más famoso hijo de las viñetas escandinavas ofrece siempre relatos magníficos y  elegantes. Isle of 100.000 graves («Isla de 100.000 tumbas») no es la excepción, aunque esté firmado junto a Fabien Vehlmann.

Isle of… es la historia de dos chicos. Una niña pequeña que busca en el mar botellas con mapas del tesoro. Busca uno particular, que le permita seguir a su  padre, quien abandonó la casa en busca de riquezas y jamás volvió. El otro, un estudiante tímido en la escuela de ejecutores. El pobre no es buen alumno: no anuda bien las sogas, no arma una pira decente y tiene serios problemas para rebanar cabezas de un solo tajo. No se  esfuerza mucho, pero él tampoco consigue seguir los pasos de su padre, un prestigioso ejecutor de mal final.

En el medio, el autor suma piratas, una madre horrible, engaños y un sistema kafkiano de justicia en manos de una institución «educativa», para su propia versión de la isla del tesoro. Como si fuera fácil, como si fuera simple magia, Jason hace que todo eso fluya con naturalidad, como si fuese lo más lógico del mundo que las cosas en el relato funcionen como lo hacen. ¿Cómo lo consigue?