Cuadritos, periodismo de historieta

noviembre 6, 2011

«La arquitectura tiene mucho sobre contar»

Filed under: Cómic argentino,Entrevistas — Andrés Valenzuela @ 10:00 am
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Cuando muestra sus originales, uno se encuentra con un montón de hojas sueltas de papel vegetal

«Mi viejo nunca me dijo nada, pero me miraba como diciendo ¿qué hacés?«, cuenta con una sonrisa Iñaki Echeverría. Por entonces su padre tenía 83, «así que entendía menos todavía», acota otra vez este dibujante. Lo que no comprendía su padre era que el muchacho guardara el diploma de arquitecto tras cinco años de ejercer la profesión. Y que lo hiciera para dedicarse al dibujo.

Trabajando en una obra, en un hospital del conurbano bonaerense, este descendiente de vascos terminó con una parálisis facial. Eso, sintió, lo obligaba a replantearse qué quería hacer en la vida. Casi de un día para el otro, pasó de coordinar un centenar de obreros a dibujar en distintos medios del grupo Perfil. Desde entonces se sucedieron las buenas noticias artísticas: su llegada a Sátira/12 de la mano de Rudy, sus colaboraciones en Fierro, trabajos de ilustración y varios libros publicados en la editorial Manoescrita: Negro el 10, el reciente Muffins y un par de «desplegables rarísimos con viñetas de humor».

Todo eso sucedió en menos de cinco años y, puesto a reflexionar, Echeverría reconoce que su camino no es el habitual de sus -ahora- colegas. «Dibujar para mí fue una pasión de muy chico, pero después no, no seguí ni tuve esa educación de la que hablan los historietistas». Hace memoria y encuentra en su formación apenas un año de taller de pintura cuando rondaba los 15 o 16 pirulos, con el que no se sentía particularmente conforme. «Después me metí en Arquitectura porque me encantaba como acto creativo, pero una vez que empecé a trabajar…», entonces cuenta que coordinó varias obras para una empresa y supone que de haber seguido la carrera «estaría más holgado económicamente». Pero el cambio fue clave en su vida.

«Me encanta contar cosas, y la arquitectura tiene mucho sobre contar el espacio, de generar el espacio para hacerlo, pero ya en la realidad construir y estar a cargo de 100 personas, no». El cambio llegó por una vía inesperada. Su novia -ahora esposa, aclara- estaba diseñando un libro para el humorista gráfico Fernando Sendra. «Yo le mostré un par de chistes que había hecho y me dijo salí a la calle ya«. Días más tarde estaba contratado en Perfil, «el único lugar en el que me atendieron y me pasaron con una persona relacionada al arte», explica, separándose de la posición política y línea editorial del multimedo.

Después apareció Rudy y la bola empezó a girar. «Esto fue como una especie de reencuentro con la niñez, y le dio la razón a todas mis ex novias que me decían ¡sos un nene!«, dice, mitad en broma, mitad en serio. «Bueno, sí, soy un nene. Y me encanta».

"En línea directa", la nueva tira que publica en Fierro. Dios es un tipo con pocas pulgas.

Una de las cosas que sorprenden de Echeverría es su versatilidad. Puede pasar de hacer humor gráfico, como el que propone cada sábado en Sátira/12, tiras a dúo o en solitario como las que presenta en Fierro y, también, historietas de distinta extensión. Y en varios registros y tonos distintos, además. Su último libro, Muffins, es muy distinto de todo trabajo anterior. Y surgió de casualidad, aegura. Con Santiago Maisonnave, guionista de Negro el 10 no llegaban a terminar a tiempo un libro. Llegó el verano y, como cada año, Iñaki se fue a casa de su familia en el campo. «Allá la pensé y dibujé en más o menos 10 días», confiesa.

«Fue como decir esto es lo que soy«, define ese relato intimista y mudo sobre un chef célebre que recuerda los pastelillos de su infancia. «Tendrá que ver que había nacido mi hija, y cuando eso pasa uno empieza a replantearse cosas y acordarse de aromas, sabores. A mí siempre me llamó la atención cómo ciertos olores te llevan a los seis años. Para mí era mi tía haciendo buñuelos o chauchas». Con esa idea como corazón de su historia, después llegaron los detalles: la profesión del protagonista, la estética «que mezcla una cosa señorial, pero también de no-ubicación, de poder ser cualquier parte del mundo».

En el mismo tren de revisar parte de su propia historia, anticipa a Cuadritos, ahora está terminando otra novela gráfica «sobre un tipo que va a Bilbao a llevar las cenizas de su padre, y cómo va reconstruyendo su historia».

Tanto en Muffins como en Negro el 10 hay un trabajo muy fuerte con los climas del relato. Es central, incluso, ¿por qué esa decisión?

– Mucha gente me habló de los climas y me encanta que me digan eso, pero no es algo que tengo pensado, sino que es más intuitivo.

"Siempre me impresionó cómo los olores te transportan a los seis años"

¿Tendrá que ver con la formación pictórica?

– Puede ser, no lo había pensado. Lo que me pasaba con la pintura es que siempre sentí que faltaba algo, que había algo que no me terminaba de cerrar. Con el tiempo descubrí que era que no me permitía contar, que como te decía antes, es lo que a mí me gusta. Soy tremendamente lector y creo que lo que me faltaba con la pintura era eso, por eso siempre estaba como al borde y nunca me terminaba de meter. Lo del estilo narrativo es completamente improvisado. Recién ahora, con cinco años de laburo, empiezo a notarme ciertas cosas que otros ven desde siempre.

«Lo que tiene Negro el 10 es que está muy bien escrito», retrocede hasta esa serie de historietas cortas que hizo con Maisonnave, quien también es su primo. «Él me había mostrado unas historias que había escrito para radio. Eran cuentos muy cortitos y cuando lo vi quise hacer algo. Terminamos armando esas diez historietas. Y él es muy conciso. No usa muchas palabras. Es muy preciso, y a mí me encanta laburar con escritores porque me parece que tienen una vuelta de rosca que me encanta y que yo, al menos, no tengo». Por eso, adelanta también, está trabajando en una serie de historias con escritores de las nuevas generaciones, como Leo Oyola u Oscar Fariña.

Del otro lado está el laburo con el humor. ¿Cómo trabajás ahí?

– Es mi otra pasión. Lo de Sátira siempre es muy conciso, siguiendo el perfil del suplemento. Después, cuando hacíamos con Johr Ciudad Jardín, en Fierro, charlábamos los guiones, pero básicamente eran de él. Era muy divertido, porque además de ser divertido él como tipo, Johr es un gran profesional. Y ahora estoy con este tipo que habla con Dios. A mí siempre me divirtió mucho cómo eran los dioses griegos: les chupaba todo un huevo. Su actitud era «hago esto porque se me canta, porque soy un dios y porque puedo». Y esa es la línea que me gusta para estos diálogos entre el tipito y Dios.

¿Qué sigue en el camino de Echeverría? Ni él está muy seguro. Un par de libros en proceso, claro. Varios con Manoescrita. Algún otro que, quizás, publique Ediciones de la Flor. Muchos dibujos, muchos chistes, muchas páginas entintadas en papel vegetal. Dibujos a roletes y, sobre todo, ninguna mezcladora de cemento cerca.

5 comentarios »

  1. Grande, grande, grande. Muy buen diálogo entre los dos. Y qué bueno que Iñaki tenga tantos proyectos. Se agradece.

    Comentarios por sobrehistorieta — noviembre 6, 2011 @ 11:55 am | Responder

  2. La tira del Dios ese que hace lo que se le canta es genial. Voy a tratar de conseguir Negro el 10 o Muffins. Felicitaciones.

    Comentarios por Marcelo Di Lisio — noviembre 7, 2011 @ 10:41 am | Responder

  3. ya lo decia yo, este pibe es groso, muy groso

    Comentarios por mariano arias — noviembre 7, 2011 @ 9:30 pm | Responder

  4. […] Entrevistas al autor, aquí y aquí. […]

    Pingback por Muffins – Iñaki Echeverría | sobre historieta — diciembre 1, 2011 @ 12:32 pm | Responder

  5. […] marca los minutos grabados, avanza la producción de una historieta con guiones suyos y gráfica de Iñaki Echeverría, un amigote que lo emociona con los dibujos que parten de sus palabras. El metejón con el cómic, […]

    Pingback por “Los personajes hacen lo que deben dentro de sus códigos” « Cuadritos, periodismo de historieta — enero 22, 2012 @ 10:01 am | Responder


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