Honor entre poetas y fabuladores

Un completo homenaje a quienes formaron a los autores

La relación de la historieta con la literatura es, en muchísimas ocasiones, de subordinación. A su prestigio, a sus formas narrativas, a su modelo de negocios, incluso. Fueron las adaptaciones de clásicos en algún momento (hoy vuelven a serlo), pensadas como forma de acercar las “grandes obras” a un lenguaje (mal llamado “género”) “popular”. Fueron los textos pomposos y recargados, pensando que con ello se elevaba el nivel de cualquier historieta. E incluso, el modo en que ahora se piensa la historieta como bien, bajo el formato de “libro”. Por eso es tan raro y magnífico encontrarse con una obra como Travesía por el laberinto.

Travesía… fue una serie con guión de Eduardo Mazzitelli y Quique Alcatena serializada a comienzos de la década del 90 en la revista Skorpio. En ella, la dupla infatigable cuenta la historia de un poeta que termina atrapado en un laberinto excepcional que nuclea todos los universos posibles, reales y ficcionales. Allí todo existe. A Pércival, el poeta, lo sigue Oberon, rey de las hadas, y Reynard, un zorro misterioso, que se dice rey pero bien puede ser un embaucador más.

En el recorrido del grupo van tocando elementos de la narrativa y poética más clásica hasta la más contemporánea. Por allí aparecen referencias y alusiones veladas o explícitas a Cervantes, Borges, Shakespeare, Spinetta, Pink Floyd, Bosch, Yeats, Blake, Fellini, Rimbaud, Tolkien, Morrison y un montón de nombres más, a quienes los autores agradecen en la figura de “todos aquellos que persiguen quimeras”.

La banshee, retratada por Alcatena, presta para un duelo poético

Lo notable de tanto homenaje es que esto constituye el corazón mismo de la serie, pero en ningún momento busca imitar los lenguajes que tributa. Al contrario, es fiel a los mejores elementos de la hechura historietística. Travesía por el laberinto es primero una gran historieta, sólidamente guionada y dibujada, y luego un digno homenaje. Mazzitelli y Alcatena honran a quienes abrieron sus mentes a nuevos mundos, pero no se subordinan a ellos ni a sus trabajos. Los disfrutan, los deliran, los estiran y, finalmente, los incorporan haciéndolos propios.

Como muchos otros trabajos de la dupla, aquí la historia se reparte en capítulos autoconclusivos, fruto del sistema de producción original. Cada historia es un mundo tras una puerta o un recoveco del laberinto infinito y una busqueda interna de los personajes o un intento desesperado por escapar del lugar. En cierto modo, Mazzitelli convierte las obras que homenajea en paisajes para poder contar sus propias historias. Desde una mirada artística, el guionista retoma aquí uno de los tópicos más frecuentes en sus obras que se reseñaron en Cuadritos: la persecución del conocimiento.

Si hay un mundo que parece no poder ser dibujado, Alcatena no sólo demuestra que sí se puede, también parece que el suyo es el mejor modo de hacerlo. Aquí trabaja la mayoría del libro con rayitas y tramas de particular precisión y elegancia, con abundantes contraluces. También hace un magnífico trabajo en la composición y decoración de cada página, y cada tanto incluye un fondo que unifica las viñetas según el tema de cada historia: cartas navales para los combates marítimos, arabescos florales para los relatos caballerescos y viñetas delirantes para un cuarto de espejos deformantes.

Don Quijote, sacudido de su cordura por Percival y compañía

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Ficha Técnica

Travesía por el laberinto

Guión/Dibujo: Eduardo Mazzitelli / Quique Alcatena

Género: fantasía

Editorial: Wallsen

Lanzamiento: 2011

Origen: Argentina

Páginas/papel: 192, 24 x 17 cm.