Cuadritos, periodismo de historieta

junio 4, 2013

Una revista que se propone ser ilegible

"Una revista ilegible"

«Una revista ilegible»

Un faulduo es la clase de revistas de la que los lectores huyen. Entre otras cosas, porque los faulduos (Nicolás Daniluk, Nicolás Moguilevsky, Nicolás Zukerfeld y Ezequiel García) se proponen a sí mismos experimentar con el lenguaje historietístico. Y al cuerno con la legibilidad tradicional. En ese sentido, es imposible leer su publicación #9 desde parámetros estrictamente historietísticos. Al contrario, es mejor correrse de ellos e intentar entender su acción como una vertiente de la circulación y la lógica del mundo de las artes plásticas. Lo que pretenden, llegado el caso, es subvertir el lenguaje historietístico. Un proyecto así de grande.

Un faulduo #9 incluye un puñado de historietas, un pedazo de original pegado en la portada y varios artículos. De estos, en su mayoría se trata de «crónicas» (a falta de mejor palabra, pues su caracter cronológico es cuanto menos discutible en algún caso) sobre distintas intervenciones del grupo en su campo: ArteBA, (Des)Proporciones, Expansiva II, y el II Congreso Internacional de Historietas Viñetas Serias. Esto es interesante de señalar, porque aunque el grupo interviene ocasionalmente en espacios más convencionales del mundo de la historieta, para este número eligen señalar todo aquello que fue hecho por fuera del campo (considerando que, en tanto espacio académico, Viñetas Serias es un terreno híbrido)

La gran paradoja de todo eso es que el pasaje más accesible para el lego de la revista, el menos obstruso, el que mejor explica el proyecto es, justamente, el que no está escrito por ninguno de ellos, sino por alguien que viene de la plástica contemporánea. Y si hay un campo de las artes donde la palabra alternativamente obstruye el sentido o lo justifica, es justamente la plástica contemporánea.

Aquí, un juego de referencias con Rodolfo Walsh

Aquí, un juego de referencias con Rodolfo Walsh

Al respecto, la curadora Cecilia Guerra Lage narra el montaje de la muestra de Un Faulduo en el contexto de la exposición (Des)Proporciones. Lo narra tomándose incluso algunas libertades «creativas» o «documentales», que ella misma se encarga de apuntar, respecto de los sucesos originales, pero básicamente apunta al momento  de inspiración en el cual el equipo de la revista/proyecto conecta con el marco de la exposición.

Luego define: «Un Faulduo es un texto ilegible. Por lo menos para el antiguo lector acostumbrado a a leer siempre el mismo relato: alguien quiere hacer algo, y para eso tiene que superar obstáculos» (…) «en la revista la acción, cuando no está congelada se posterga en infinitas disgresiones, se repite o se acelera sin relación de continuidad en el paso de una viñeta a otra. Minada así la secuencialidad narrativa, ¿qué nos queda a nosotros como lectores? Nada más y nada menos que la descomunal tarea de armar una historia con estos fragmentos sin tiempo» (…) «Un faulduo es un artefacto de comunicación border. Porque se burla del lector, disloca las convenciones que hacen al género ‘revista de historietas’ y a su pacto de lectura».

Así las cosas, queda claro que es inútil intentar reseñar historieta por historieta cada una de las que componen este ejemplar. Ni la adaptación que Zukerfeld hace de un escrito de Jack Kerouac, ni esa historieta que termina cuando la historia se abre («La comedia y la cocaína», de Moguilevsky y Daniluk). Como mucho, se podría hacer algún apunte sobre las transiciones que explora Sergio Langer entre nazismo y figuras populares (Isidoro Cañones, Carlitos Balá) en «Transmutación XXX: Estadíos de transmuerte». Pero no, queda acá. Ilegible, abierta, desafiante. Y que cada lector se las arregle.

El devenir de Langer

El devenir de Langer

***

Ficha Técnica

Un Faulduo #9

Guión/Dibujo: varios

Género: experimental

Editorial: autoedición (Chopi Graphic Studios)

Lanzamiento: diciembre 2012

Origen: Argentina

Páginas/papel: 52, 23 x 16 cm.

9 comentarios »

  1. la tapa parece hecha para espantar. cual es la onda? «ya que no logramos que la historieta vuelva a ser popular y masiva, entonces seamos lo mas elitistas posibles» algo asi?

    Comentarios por Zambrano — junio 4, 2013 @ 1:20 pm | Responder

    • Estimado Zambrano,

      ¿Qué tal? Mi nombre es Nicolás Zukerfeld y soy miembro de Un Faulduo. Vi esta nota y estos comentarios y me tomo el atrevimiento para responder algunas inquietudes. La tapa, tal como menciona Andrés Valenzuela, es un fragmento de un mural que Un Faulduo hizo en el marco del Congreso Viñetas Serias durante sus Adaptaciones Académicas II en la Biblioteca nacional. Dentro del número figura un artículo sobre la acción, como así también y de forma reducida, el mural completo. Cada número viene con un fragmento diferentes arrancado del mural lo que permitiría que si se unen todas las partes provenientes de todos los ejemplares de Un Faulduo 9 el mural podría ser reconstruido.

      Hablando de este fragmento que viene en la tapa, no entiendo muy bien a qué te referís con que está hecha para «espantar».

      Finalmente, no entiendo tampoco las comillas de tu texto dado que no sé de dónde proviene esa cita. Si eso es lo que vos deducís de lo que escribió Andrés, supongo que será él el que tendrá que responder a esa interpretación. Por otro lado, lejos está de nosotros esa «estrategia» que interpretas.

      Si querés la seguimos,

      Saludos

      Comentarios por Nicolás Zukerfeld — junio 5, 2013 @ 1:05 pm | Responder

  2. Que se yo, todo lo que sea experimentación y búsqueda de los limites de un medio es algo loable, pero también como Zambrano siento que cada vez nos vamos encerrando más en vez de abrir posibilidades. Esto de ser ilegible no me parece un merito ni mucho menos.

    Comentarios por Arekasadaro — junio 4, 2013 @ 11:51 pm | Responder

    • Hola Arekasadaro,

      La idea de que la revista se propone «ilegible» proviene de la crítica de Valenzuela. Creo que eso está desarrollado en su texto. Por mi lado, no creo que lo «ilegible» sea algo a priori «malo» pero sí considero que puede llegar a leerse bajo una connotación negativa, de todas maneras no creo que Valenzuela lo haya querido escribir de esa manera por el contexto en el cual incluye este adjetivo. Particularmente no creo que Un Faulduo sea «ilegible» bajo esta connotación negativa, y tampoco que sea «ilegible» bajo ninguna connotación. Obviamente sí creo en que se tiene que leer desde otro lugar. Es así como creo fervientemente en que Un Faulduo no es una revista que intente cerrar nada, sino abrir todo. Más allá de esto, te propongo (y me encantaría) que leyeras algún número y así poder tener un intercambio más fructífero sobre materiales concretos. Digo, al fin y al cabo, Andrés leyó el número y escribió sobre lo que leyó y eso siempre se agradece.

      Saludos!

      Comentarios por Nicolás Zukerfeld — junio 5, 2013 @ 1:15 pm | Responder

  3. La nota y los comentarios me dejaron pensando, creo que en un desacuerdo a dos puntas. Por un lado, la cuestión del elitismo y el modo en que «nos encerramos». No sé. No sé si un historietista tiene que andar pensando si su obra ayuda al desarrollo del medio. Eso es tarea de los editores, los gestores culturales, no sé.
    Obvio que después, el historietista no se puede quejar si nadie lee su historieta abstracta, pero de ahí a criticarlo por ser algo así como causante de la falta de lectores hay mucho trecho.
    Pero, por otra parte, no coincido con la idea de «ilegibilidad». No puedo hablar por la revista, que espero poder conseguir (en ese sentido, sí me resulta «ilegible»).
    La ilegibilidad es resultado de un contexto de lectura. En un mundo ligado a la plástica contemporánea, lo ilegible es Big Norman, no una historieta abstracta. No hablo de Un falduo porque no vi la revista, pero pongamos, Max Cachimba: es ilegible para un lector de Skorpio, pero es perfectamente legible (y no «disloca» ningún «pacto de lectura») para un lector que acaba de salir del MALBA.

    Eso, nomás, me quedé pensando y hacía mucho que no comentaba por acá.

    Comentarios por Federico Reggiani — junio 5, 2013 @ 1:11 pm | Responder

  4. Festejo la reseña de Valenzuela y las intervenciones de Zukerfeld y Reggiani (se lo extraña escribiendo estas cosas). También festejo la existencia de Un Falduo y su revista. Pero esto merece una explicación y disculpen la didáctica: la historieta, por su naturaleza multiforme, siempre se anda pegoteando con otras artes: el diseño (Chris Ware), la novela literaria (novela gráfica), el cine (Risso, Berliac), la poesía (Kioskerman), etc. Y lo mismo pasa con las artes plásticas y menos frecuentemente con el arte moderno. Pero es uno de los pliegues más extraños y de los menos explorados. Claro que como sucede en general, cada vez que la historieta se «pliega» sobre otro arte, la interpretación demanda algún rústico conocimiento de ese otro arte contaminante que vino a molestar. La revista de un Faulduo yo la entiendo casi como un catálogo de las presentaciones del grupo. «Catálogo» en todo el sentido institucional que tiene en las artes plásticas. Pero es un catálogo deformado por su propio contenido, un catálogo que dejó de ser registro de obra para ser obra en sí, en ese sentido me parece genial la idea de poner un cacho de mural en la tapa y volver literal lo que estoy diciendo. La tensión entre original y reproducción en la historieta existió siempre, y es una tensión inversa a la que se da en el arte moderno post warhol: la reproducción técnica de las serigrafías warholianas contra el aura benjaminiana de una Patoruzú Nro 1. Por cierto, esto del cacho de mural me recordó a las maniobras de Spiegelman en la Raw, donde rompían las tapas a propósito antes de distribuir las revistas. Otro pliegue. Lo que menos me interesa es cuando todo se acerca más a ese relativamente nuevo género llamado «historieta abstracta», con varios cultores en Francia y EEUU. Fantagraphics ha hecho alguna antología al respecto. Mucho mejor me parece el trabajo de la 5me Couche del amigo belga Xavier Lowenthal, que sale rápidamente la abstracción habitual, que me deja medio impávido, hacia el lado más performático del arte moderno. Y eso es lo que mejor hace Un Faulduo y por eso me gusta mucho. De alguna forma es una realización de cierta modesta utopía personal que tengo desde hace como quince años, que implica sacarle el disfraz de pintor a Alberto Greco y dejarlo desnudo como ese historietista teatral de la vida que siempre fue. Me aparece en los murales, en el humor, el arte vivo de Un Faulduo, sin pasar por el filtro institucional del Arte Plástico que es una de las cosas más aburridas del mundo. En fin, creo que se puede leer bastante para ser algo tan ilegible, pero hace falta, me parece, verlos en vivo. Otro choclazo merecería meterse con lo que está diciendo Un Faulduo, con su faceta académica, sus intervenciones en los Congresos de VIñetas Serias, y la «clase» que dieron en la Facultad de Sociales, que fue genial, muy divertida. En fin, eso es todo, disculpen tanto nombre propio, pero es lo que me salió. Un abrazo a los muchachos!

    Comentarios por Diego Agrimbau — junio 5, 2013 @ 5:54 pm | Responder

  5. Lo primero que vi de Un Faulduo lo hice dentro de un número de la revista web Blanco Experimental. Luego entré a su blog o web, no recuerdo bien, en donde pude ver el resto de los números.
    Debo decir que su propuesta se merece todos los aplausos. Me interesa muchísimo la fusión de la historieta con otras disciplinas artísticas y lo que ellos logran no tiene precedentes.
    Sin ser lo mismo, encuentro una conección con la propuesta que desarrolló en Uruguay Roberto Poy, que algunos podrán recordar de la revista Vagón comics.
    Invito a los integrantes de Un Faulduo y a quien guste, a tratar de conseguir el libro Tatic15 de Roberto Poy, en donde realiza una fusión de historieta, diario personal, ilustración y una carga elevada de abstracción, que parte de un manifiesto elavorado por Roberto junto a Renzo Vayra y Daniel Pereira, que conforman el grupo El Pasaje.
    Ellos invitan a que la historieta se vuelva eso, un pasaje entre artísta y espectador, y solo se complete el mensaje por medio del esfuerzo o la voluntad de este último.
    Obviamente habrá tantos mensajes como lectores.
    En lo personal creo que Tatic15 admite infinitas lecturas, encontrándole siempre cosas nuevas.
    No se encuentran imágenes en google más que esta http://www.uylibros.com/portada/9974493714.jpg
    Pero si les interesa podría escanear alguna página a modo de difusión simplemente. Se puede comprar por internet creo también.
    Merece una mirada.
    Perdón si me extendí mucho. Me despido preguntando para cuando una visita de los integrante de Un Faulduo a Uruguay con performance y venta de números, jeje.

    Comentarios por Sebastian Martinez — junio 8, 2013 @ 11:57 am | Responder

  6. Ayyyy…. ¿Qué tal tanto tiempo? Recuerdo con alegría aquel debate donde el autor de esta nota consideraba que deberíamos haber sido «recortados» de una publicación por razones un tanto particulares o quizás, ahora entiendo… «ilegibles»….

    Demasiadas canciones

    Saludos!

    Comentarios por Nicolás Zukerfeld — julio 9, 2013 @ 4:58 pm | Responder

  7. Hola a todos,
    leí atentamente este post de Andrés y todos los comentarios de la entrada siguiente donde el debate continúa. Muy inspiradoras las referencias de Diego Arguimbau y Sebastián Martínez, trataré de seguirles la pista.

    En este comentario me gustaría dialogar con algunos aspectos de la reseña de Andrés, y sobre otras apreciaciones generales que se deducen del escrito.

    Antes, declaro de dónde vengo: pertenezco a la camada de jóvenes que en los noventa mirábamos películas de Perrone y nos chocábamos contra los azulejos amarillentos de los pasillos de “Marcelo T. de Alvear”, un ex hospital que funcionaba como facultad de ciencias sociales. En las habitaciones que habían sabido albergar parturientas, ora sembradas de pupitres oxidados (recuerdo que la fotocopiadora funcionaba en la morgue), cursé una carrera tan rizomática e incierta (al menos en aquella época) como “ciencias de la comunicación”. Antes, durante y después hice varios seminarios de filosofía (el desempleo era crónico), para dar con una maestría en historia del arte. Ergo: mi formación es un pastiche errante. Quizás por eso la afección a escribir sobre objetos híbridos, incómodos… además de un cierto esnobismo que llegando a los 40 no me esfuerzo en disimular…

    Entonces, cuando leo a Andrés en esta frase: “el que mejor explica el proyecto es, justamente, el que no está escrito por ninguno de ellos, sino por alguien que viene de la plástica contemporánea. Y si hay un campo de las artes donde la palabra alternativamente obstruye el sentido o lo justifica, es justamente la plástica contemporánea”, me doy cuenta de que partimos de visiones diferentes de lo que es la crítica. Explicito mi postura: escribir sobre artefactos o fenómenos culturales es para mí una práctica poiética, pararela a la creación de esa obra o conjuntos de obras. Ni la obstruye, ni la sesga, ni la justifica. Corre a la par. No le suma ni le debe nada al objeto que toma como referente.

    Por otra parte, creo en la fecundidad de los cruces teóricos y en la hibridez de las disciplinas. En esa melange desconcertante que son los productos culturales del presente hay una voz encriptada que el crítico cual clarividente tiene que desentrañar. En esto creo cual religión. Acúsenme de fundamentalista.

    También, para ser justa, rescato la frase final que dice: “Pero no, queda acá. Ilegible, abierta, desafiante. Y que cada lector se las arregle” porque me parece que capta muy bien lo que es la revista (y me permito dudar… ¿Un Faulduo es una revista?…). Como sea, con “que cada lector se las arregle” no veo algo peyorativo, si lo pensáramos negativamente sería un reproche comparado al fastidio que tienen algunos porque ahora para informarse ya no se puede leer un sólo diario, ni ver un sólo noticiero… y no creo que sea el caso. Ya no se puede alimentar la ilusión de que la realidad cabe en 40 páginas.

    En fin… para aburrirme prefiero sufrir…

    ¡viva lo anticonvencional, lo subversivo; vivan los que desentonan en las vernissages, los que desafinan con la trompeta!

    Saludos,

    Comentarios por Cecilia Guerra Lage — agosto 6, 2013 @ 12:24 am | Responder


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