Angela y la crisis del cuerpo

Angela della Morte es el cuarto libro de Salvador Sanz

Una de aventuras, una de ciencia ficción. Eso es, a simple vista, Angela della Morte. Sin embargo, el nuevo libro de Salvador Sanz, que recopila la serie homónima publicada en la revista Bastión y en la la Fierro, tiene muchas más lecturas posibles que la simple anécdota episódica. Por construcción, por desarrollo y profundización en elementos ya presentes en su obra, este libro amplía los límites de cuanto había abordado el autor hasta el momento.

Paradójicamente, una mirada rápida lo sugeriría como su proyecto menos ambicioso. Es claro que no se trata de una novela gráfica cerrada, con una unidad fuerte (como podía pasar en Legion o Nocturno), sino de un relato todavía en proceso. Incluso en la lectura del libro quedan claras las dos instancias de publicación. En la primera parte, hay una serie de pequeños relatos prácticamente autoconclusivos (siempre con una luz abierta al «continuará»), que son los que se publicaban en Bastión. La segunda parte es una historia más larga, que es la última publicada en Fierro. Esta estructura episódica lo exime de «redondear» el relato (un punto en el que a veces encuentra dificultades como guionista) y, a la vez, le permite pasearse mejor por sus intereses.

En Angela della Morte Sanz retoma la cuestión los límites de lo real y el mundo conocido. Aquí ya no es una realidad paralela, ni otro plano, sino sencillamente una existencia espiritual, la del alma humana. La frontera con lo fantástico ya no está dada por el entorno, sino por el propio cuerpo.

A ver, Angela es una agente de los Laboratorios Sibelius, una corporación ¿médica?, ¿científica? enfrentada con otro grupo, cuyos orígenes desconocemos, el Gobierno Flúo. En esta distopía ambas facciones perfeccionaron una técnica que permite separar el alma del cuerpo e introducirla en otro cuerpo. En la segunda parte de la historia, además, descubrieron cómo aislar la maldad inherente a cada ser humano y extirpársela. Pero la clave está en qué hace Sanz con esto.

La primera etapa tiene una narración mucho más cargada de texto

Y no se limita a hacer una simple serie de espías corporativos. Sí, la protagonista cumple misiones, asume el cuerpo de un niño, de un hombre, y de otras mujeres. Pero tematizada de fondo, muy discretamente a lo largo de todo el relato, está la cuestión de la incomodidad con el propio cuerpo. Una incomodidad que se manifiesta en el reconocimiento regular que Angela debe hacer de su figura (y constata, con tristeza, que dejar estar tanto su cuerpo la hace ganar kilos), cómo se ve a sí misma desde afuera, la sensación de traje fuera de lugar a ocupar otros cuerpos, el desapego ante el peligro de su compañero mono e incluso el desdén y sorna de una computadora con inteligencia artificial que la trata de «gorda». Angela termina siendo una extraña en su propia piel, barruntando sus limitaciones.

Sea con las «cáscaras imperfectas» cristianas, las purificaciones rituales orientales o las distintos filosofías trascendentales, la cuestión del cuerpo, su fragilidad y su imperfección está presente en toda la historia humana. El límite es que el cuerpo no lo puede todo y, eventualmente, se quiebra. Es decir: se muere. Y eso es lo que le sucede a los personajes del mundo que propone aquí el historietista. Si el alma lleva un rato largo sin estar en un cuerpo, atrae a una eterna devoradora de espíritus: la Muerte.

Como para no estirar demasiado la reseña, ya que cada lector hará su propia interpretación de Angela della Morte (queda para otra ocasión discutir el desapego moral que también atraviesa la obra), la alusión a la Parca viene bien para enlazar con la otra faceta potente del libro: la gráfica, que es la que captura más fácil la atención del potencial lector.

Que Sanz es un dibujante de enorme talento está fuera de discusión. Si en Nocturno creó seres de fantasía inquietantes, aquí hace una lectura muy interesante de la figura de la Muerte, que asume la forma de una suerte de espectro informe. Encima, en la segunda parte del relato aparecen hasta mechas. ¡Mechas! Esos robots gigantes tripulados, que -por si alguien tiene alguna duda- explicitan las influencias del manga en su recorrido artístico.

En la segunda parte la imagen se carga la narrativa encima

Es decir, el libro tiene potencia de imagen y grandes dibujos. También una narrativa brillante, de gran intensidad y con mucho ritmo, sobre todo en la segunda parte, que es la más reciente y en la que se nota todo el trabajo que Sanz lleva años realizando y sumando recursos para contar con imágenes. Con lo cual la obra conjuga una serie de cuestiones temáticas muy interesantes y está contada de un modo historietísticamente notable. Y además, es una buena historia de aventuras.

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Ficha Técnica

Angella della Morte

Guión/Dibujo: Salvador Sanz

Género: ciencia ficción/fantasía

Editorial: OvniPress

Lanzamiento: abril 2011

Origen: Argentina

Páginas/papel: 96, 22 x 17 cm.