Entre los muchos estereotipos de los relatos fantásticos se encuentra el de la chica frívola que resulta tener un talento imprescindible para salvar el día. Ahí está, para ejemplo, Buffy la Cazavampiros. Una porrista más preocupada por mantener sus uñas intactas que por andar estaqueando no muertos, pero que termina salvando su pueblito (y el mundo) en capítulos semanales. Cada lector, seguramente, tendrá su ejemplo propio, atesorado en series de tv, historietas, novelas y películas. En el caso de InuYasha, recientemente editado por Larp, el papel recae en Kagome (quien suscribe se abstendrá de hacer los chistes escatológicos del caso, pero el lector puede comentarlos libremente con quien tenga alrededor). Sin embargo, como todo estereotipo, depende del talento del autor para jugar con sus limitaciones y potencialidades. Al cabo, un estereotipo se convierte en tal a fuerza de uso, y el uso intensivo suele hablar de enormes posibilidades narrativas. Lo único que se requiere para destaparlas es talento y a la mangaka Rumiko Takahashi (Ranma 1/2, Cuentos de sirenas) eso le sobra.
InuYasha narra la historia de Kagome y el medio-demonio que da nombre a la serie. La primera es una jovencita del Japón contemporáneo desconectada absolutamente de la tradición mística de su país. El segundo, un muchacho con sangre demoníaca que busca una gema mística para convertirse en demonio hecho y derecho. Kagome habita entre las postrimerías del siglo XX y los primeros años del siglo XXI, mientras que el mestizo tiene sus andanzas en el período Sengoku (una época de particular inestabilidad política y militar en Japón entre mediadios del siglo XV y comienzos del XVII). Entre ellos media un abismo de tiempo o, mejor dicho, un pozo de tiempo. Un pozo por el que, literalmente, Kagome cae para encontrarse en una aldea antiquísima que sufre constantes ataques demoníacos y militares.
Kagome, además, parece ser la reencarnación de una antigua heroína del pueblo y -hasta que es dispersada en mil fragmentos- tiene una piedra mística (la misma que busca el medio demonio). Kagome puede «ver» muchos eventos sobrenaturales e InuYasha puede sobrevivir a ellos. El resultado es fácil de imaginar: ambos deben aliarse, pese a no tolerarse, para ir buscando los fragmentos de la gema y evitar que caigan en manos de otros demonios. El plot alcanzó para 558 capítulos (una nimiedad, vamos), recopilados en 56 volúmenes en Japón, y el animé que derivó de ella está considerado uno de los 20 mejores de la historia. (more…)