Greco: «para el ambiente del cómic soy un bicho raro»

Greco colaboró con la erótica Kiss, pero también con Billiken, Viva y Comic.ar

Un hombre lobo cazarecompenzas. Un ex pastor borracho y con boca de cloaca. Un niño extraterrestre a quien le avergüenza quitarse su casco. Historias eróticas recatadas. Un denominador común: Diego Greco.

El dibujante del sur bonaerense se reconoce un bicho raro para los parámetros del mundillo del cómic. «Yo no conozco muchos artistas, ni sé de dibujantes o de historietas que para mucha gente del ambiente son de lo más comunes», esboza una explicación, «no tengo ni idea de la última saga ni quién va a hacer de Linterna Verde en una película». Más tarde confesará que tampoco vio todas esas películas por las que sus amigos y sus alumnos mueren: La guerra de las galaxias, El señor de los anillos, Matrix. Son suerte de terra incognita para él. «Soy muy culo inquieto y no me banco una película entera», dirá luego, como disculpándose, en el trayecto que lleva desde su casa hasta la escuela X-Arte, que co-dirige.

«Sí leo algún cómic, pero para ver cómo está dibujado», aclara, «pero prefiero siempre saber de un dibujante con el que puedo hablar o compartir cosas. No sé quién inventó a Superman o al Capitán América, por ejemplo». Mientras el sol de Banfield se cuela por la ventana de su estudio, Greco enumera los pocos cómics que leía cuando adolescente. Para hacerlo, sobran los dedos de una mano: los X-Men que a fines de los ’90 se publicaban en castellano, Cazador y 4 segundos que, reconoce, le «voló la cabeza» y a la larga terminó sirviéndole como puerta de entrada a la historieta. «Imaginate que yo venía del la concha de tu madre de Cazador y encontrarme con eso era como leer literatura, poesía, veía ahí lo que me pasaba a mí y a mis amigos, me cagaba de risa, ¡era increíble!», cuenta sobre uno de los fanzines más célebres de la década (reeditado hace un par de años por Ivrea).

«A pedido de un amigo había dibujado un cómic de cuatro páginas, protagonizado por Segurola, que también era medio humorístico», recuerda, «y cuando vimos 4 segundos nos pusimos a buscarlo a Alejo (Valdearena) para pedirle su opinión». El guionista los encontró en un bar y charlaron. Después de eso, el dibujante hizo algunas páginas de Mikilo, otro de los personajes importantes de la década. Sumó algunos cursos, hizo talleres y un día supo que Valdearena lo estaba buscando. «Quería hacer una muestra para la Kiss. Yo le dije que no había hecho nunca minas en bolas, pero no le importó. La publicaron sin hacernos una devolución, una crítica, ni una corrección. Terminamos laburando como tres años con ellos».

Sus problemas con el porno

La poca experiencia con las viñetas no le causó mayores inconvenientes. Al editor le preocupaba más la falta de «piel» en las páginas de la dupla argentina. «Luchábamos contra el sistema pornográfico», ríe Greco, «nosotros no mostrábamos nada y ellos llamaban para putearnos». En sus historias, apenas sugerían o mostraban alguna silueta lejana. «Vos dabas vuelta la página y en el cómic siguiente tenías un tipo dándole con un matafuego a la mina», exagera con gestos ampulosos, «eso no me gusta, no lo hacíamos tampoco, pero el editor, un español, se quejaba ¡meted más pollas, coño!«, imita.

Un hombre lobo mal llevado y un ex cura trash, protagonistas de Bad Dog, co-creada con Joe Kelly

«Pero se leía y gustaba. En una encuesta que hicieron a los lectores nuestro trabajo quedó segundo en la votación», comenta. Unas 300 páginas más tarde -calcula a ojo de buen cubero- dejaron de colaborar. Querían buscar otros horizontes y -sobre todo- no depender tanto de esa única publicación. «Nos costó, primero un tiempo seguimos por Alejo, después por mí, y al final el editor nos pidió otros seis meses más», apunta, «le dijimos que estaba bien, pero si hacíamos lo que queríamos, y durante ese tiempo hicimos más humor que porno».

Perro malo

De tan bicho raro, Greco se aburría en las convenciones. En 2004 fue a una y al rato ya enfilaba para la puerta. Su amigo Catriel lo detuvo.

– ¿Dónde vas, boludo?

– No, ya fue. Ya vi todo. Falta mucho para las charlas, me voy a pasear. Si querés te espero y vamos.

– No, pará, que ahí está Joe Kelly.

– ¿Quién?

Su amigo lo convenció de que le mostrara su carpeta al creador de Ben 10, que por entonces hacía los guiones de El Fantasma del Espacio para el argentino Ariel Olivetti, y hoy escribe Amazing Spider-man y Four Eyes, junto al también argentino Max Fiumara.

«El chabón abría los ojos, se notaba que le gustaban los dibujos, volvía atrás para mirarlos y me preguntaba cosas», recuerda Greco el primer encuentro, «yo de inglés nada, así que mi mujer y la de mi amigo me hacían de interlocutoras». Al final, Kelly se fue con un cd repleto de imágenes del argentino. No mucho después le escribió para contarle que estaba gestionando sus lápices para la serie Supergirl, de DC Comics. Pero al poco rato se arrepintió. Tengo un proyecto, Bad Dog, y te quiero en él, cuenta que le dijo. «Entre Superchica, que la conocía todo el mundo y el otro que no lo conocía nadie yo prefería a Superchica, se lo dije, pero acepté Bad Dog igual».

"Charly Moja", humor picarón rodeado de cómic erótico

Publicada por Image Comics, Bad Dog cuenta la historia de un licántropo que detesta tanto a los humanos que jamás toma la forma de uno. El bicho vive como cazarecompenzas con un ex pastor, alcohólico, mal hablado y peor llevado. La serie está repleta de bilis, mala leche y puteadas a mansalva, pero también de momentos de mucho humor.

Aunque le abrió puertas, la serie también le complicó el trabajo. Como la mayoría de los títulos que lleva Kelly, su salida se retrasa inevitablemente por las múltiples obligaciones laborales del guionista. «Desde que empezamos el proyecto hace cinco años hicimos tres números y medio nada más», señala Greco, «a mí me gustaría más continuidad, porque además nunca sé cuándo me viene el siguiente pedazo de guión y si voy a tener tiempo para aceptar otro laburo». Así rechazó distintas propuestas de novelas gráficas.

En su lugar persiguió algunos proyectos más personales, como su vocación docente o la inminente publicación de distintas historietas suyas (como Alienígena) en los nuevos formatos digitales: Ipad, Iphone. Por eso el argentino permanece tranquilo y confiado. Mientras X-Arte se consolida, el resto de sus ocupaciones también lo hace. Además de su incursión digital, desde hace algún tiempo comparte con Valdearena una página semanal en la revista Viva, del diario Clarín. Una próxima incursión a Estados Unidos, confía, le abrirá nuevas puertas y más páginas de historieta.