Vasos medio llenos, medio vacíos

Buena antología con el tambaleo como denominador común

«Antología de historietas borrachas», se propone Ebrio, publicado por el sello cordobés Llanto de Mudo. Un libro con relatos cortos y autoconclusivos que reune a más de una docena de autores, en su mayoría de la provincia del fernet.

La lectura de Ebrio puede dividirse en dos partes. El primer pasaje del libro presenta historias trágicas, vidas patéticas cegadas por la neblina del alcohol que, en el más optimista de los casos, resultan un cuento tragicómico. Tan intenso es el sentimiento que generan, que pareciera que los autores se empeñaran en ahuyentar del vicio a sus lectores a fuerza de mitos urbanos aleccionadores. Héroes, Razones para embriagarse, … a dónde ir, y -hasta cierto punto- Dormí con chicos, forman parte de este grupo.

La transición se hace con Dos días, de una dupla probada sobradamente: Alejandro Farías al guión y Leo Sandler como coequiper en los lápices. La dupla ya tiene unas cuantas páginas en conjunto, algunas de las últimas reseñadas aquí mismo, en ocasión del libro La fábrica. La bisagra que supone Dos días, con su vuelta de tuerca inteligente tanto en el enfoque de las historias de borrachos, como en el tópico de «dos días en la vida», abre otro pasaje del libro: el humorístico.

Aquí comienza lo mejor del libro. No necesariamente desde lo historietístico en sentido estricto, pero sí lo más descontracturado, lo más suelto y dispuesto a mirar el vaso medio lleno.

Vollenweider consigue un efecto extraño con su dibujo, una suerte de irrealidad deshilachada

En conjunto se trata de cualquier modo de historias de buena factura. Luciano Saracino (Héroes) propone una vuelta de tuerca astuta y sutil. Roberto Von Sprecher y Nacha Vollenweider aparecen con la semblanza de un profesor universitario hundido por el vicio y las malas decisiones. Vollenweider causa una sensación extraña con su dibujo. Por un lado, pareciera que «falta algo», como si a cada página le faltara una hora de trabajo encima. Pero por otro lado, es justamente esa aparente indefinición la que crea la sensación de que al protagonista la realidad se le escapa y se le desdibuja.

Ariel Hoch le pone dibujos al guión de Federico Massei, en Dormí con chicos, quizás de las historias de vampiros más piolas de los últimos tiempos. Lo único para reprochar es que la dupla no confía mucho en el lector y da excesivas pistas sobre la naturaleza de los protagonistas, que diluyen algo la potencia final de la historia. … a dónde ir, en tanto, bien podría ser elegida para una campaña de la Asociación Civil Luchemos por la Vida, conta los accidentes de tránsito.

En el cierre del libro aparecen las risas. Los protagonistas de la historia estaban en pedo, de Juan Franco, es bastante divertida, lo mismo que En el país del escabio, de Guaymasi, un delirio etílico de proporciones.

La última historia del tomo es El calzón, de otro dupla probadísima: Diego Cortés y Nicolás Brondo (autores de Mano de ángel y del flamante 7mo círculo). Un cuento redondo al que sólo le sobra el título en el índice (y que los autores ubican juiciosamente recién en la última viñeta). Una narrativa difícil y resuelta con altura, bien narrada, de secuencias impecables y un golpe de efecto final que no tambalea.

Sánchez y Brondo ganan en solidez a cada trabajo que realizan

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Ficha Técnica

Ebrio

Guión/Dibujo: varios

Género: antología

Editorial: Llanto de Mudo

Lanzamiento: septiembre 2010

Origen: Argentina

Páginas/papel: 60, 23 x 15 cm.