Las ganas construyen un mundo. Las hormonas voltean aviones y despiertan cuervos. Algunas ideas sueltas, pero superficiales, que surgen al leer El cuervo que sabía, uno de los tantos relatos que Kwaichang Kráneo publicó semanalmente en el sitio colectivo Historietas Reales y que ahora recopiló en un tomo bien editado el sello cordobés Llanto de Mudo. Pensamientos al azar de un libro con muchas lecturas y de un potencial interpretativo enorme.
El vástago más reciente de la troupe realista no es una autobiografía. Es, más bien, una historia de ciencia ficción. Una muy buena, por cierto. El cuervo… nos presenta a Mono, un homínido. Un homo sapiens que quizás sea el último de su especie, pero que no parece estar muy en sus cabales y «habla sólo». Lo de «sólo» es un decir: en realidad lleva un traje que busca limitar su secreción hormonal para que su cuerpo no se encamine a la pubertad. El mismo traje le inventa una compañía psíquica, como si de una esquizofrenia autoinducida se tratara, Mono charla con Lobo. Su universo es todo lo que puede alcanzar a pie. Y cuando la vida es tan huérfana, eso a donde se llega al paso parece ser todo lo que hay. Hasta que un día cae una nave, Mono va a investigar y de pronto su mundo se multiplica.
Esto convierte una típica aventura post-apocalíptica con algún toque de humor en un relato sobre el conocimiento y, sobre todo, su transmisión y reproducción. Una narración sobre las herencias culturales y el modo en que se rescata el pasado de la especie. Mientras las tecnologías de registro de datos cambian a velocidad sorprendente, que Kráneo tematice esto convierte a su historieta en uno de los relatos más contemporáneos que puedan imaginarse. Y a la vez, el autor nos sugiere que algunos elementos parecen incólumnes y seguirán así por siglos: las ganas de saber más y los impulsos más básicos como alimento fundamental motor creativo. (more…)