Altuna y su Nene

«No tuvo repercusión, y por eso la quiero», así Horacio Altuna, genial dibujante y guionistas de historietas se refería al Nene Montanaro, su último personaje en la contratapa de Clarín. El comentario surgió durante la entrevista que concedió a Página/12 durante su visita a Argentina en mayo de este año y cuyos primeros párrafos se reproducen al final de este artículo.

«Con el Nene fui profundamente antimenemista e hice una crítica dura contra la corrupción que se vivía”, recordó Horacio Altuna, entre cortado y cortado. La frase, como otros pasajes de la conversación, no llegó al corte final de la nota por esas cosas del periodismo gráfico: falta de espacio, necesidad de mantener la homogeneidad del artículo, el ritmo del texto y otros menesteres que suelen medrar en la profesión. Cuadritos rescata en este Bonus Track un par de pasajes de esa hora y media de diálogo con el creador de clásicos como El Loco Chávez (y su increíble Pampita) o El Señor López, que quedaron fuera del papel.

El Nene Montanaro del 25 de abril de 2002

Para Altuna, la tira del joven Montanaro está «al lado del Loco Chávez». El dibujante lamenta que sus esfuerzos pasaran por debajo el radar de la crítica. «Cuando fue el caso Cabezas, hice un episodio donde los buenos eran los ladrones y los malos la policía, y un asaltante se disfrazaba de (Carlos Saúl) Menem para asaltar un banco». En otro argumental de la tira tocó el tema de los desaparecidos.

– ¿Era una historieta fuera de su tiempo?

– Creo que en la época de Menem la primera plana de los diarios era infinitamente más terrible que la ficción. La realidad superaba a la ficción por lejos. Otros trabajos míos a los que guardo especial cariño son los personajes que hice al comienzo de mi vida en España, que fueron mis primeras experiencias integrales como autor, entonces ahí también salió mi bronca que llevaba como inmigrante.

Altuna lleva años dibujando Familia Tipo para un diario catalán. Una tira costumbrista sobre padres cuarentones e hijos adolescentes. La define como “una suerte de sitcom”, de personajes “bien definidos” y con los que puede jugar bastante. Aunque en ocasiones le causan algún roce con la opinión pública cuando plantea algún tema polémico.

El fin del arco argumental de abril del 2002

“La principal forma de censura en España es la corrección política”, señala con preocupación y en la frase hay un eco de su papel como presidente de la APIC (Asociación Profesional de Ilustradores de Cataluña). Allí -explica- anida el peligro de prohibirle al autor hacer algo, o imponerle modificaciones a sus personajes, aunque ya no se lo haga en virtud de “la moral y las buenas costumbres”.

Las asociaciones feministas, cuenta, le reclaman que la mujer de la tira sea una ama de casa. “Por qué no se realiza, trabaja”, relata consternado que le preguntan, “¿y qué les voy a decir? El personaje es una mujer culta, no es ninguna bruta. Pero la mitad de las mujeres que conozco en España son amas de casa…”

«He estado en la educación sentimental de muchos pibes»

Altuna, fotografiado por Alfredo Srur para Página/12

Décadas antes de que Carolina Ardohain ratoneara a miles como sex symbol, otra Pampita enamoró a legiones de lectores y a un periodista de ficción, el Loco Chávez. Era una Pampita dibujada con mano maestra por Horacio Altuna. El responsable de ese cuerpo infernal (el de tinta, no el de Ardohain) espera a Página/12 en un bar leyendo el diario y un libro del filósofo esloveno Slavoj Zizek sobre la cultura europea. De paso por el país para visitar amigos, Altuna se hizo el tiempo para dos cortados y una charla sobre los temas que atraviesan su vida: las luchas gremiales por los derechos de autor, la historieta “de autor”, el comic nacional y la historieta erótica que, según comenta riendo, le valió estar “en la educación sentimental de muchos pibes”.

A lo largo de la charla, Altuna tendrá, como sus personajes, momentos de intensa gestualidad que, como con ellos, dará cuenta de su mundo interior…. (leer la nota completa aquí).