En el estudio de Juan Manuel Tumburús hay un tablero que ya casi no se usa para dibujar. Le ganó el espacio la tableta digital, aunque su dueño se resiste a dejar de usarla. Aunque ya no sostiene futuras entregas de ilustración, sí sirve al menos para desplegar allí las historias que Tumburús pergueña. «Le pongo hojas largas y trazo ahí una línea de tiempo de la historia», explica el joven, «y empiezan a salir flechas con todo lo que se me va ocurriendo: páginas, secuencias, diálogos, detalles». Sus guiones no tienen la forma tradicional. En su trabajo el autor de Steve Punk va capturando elementos e integrándolos a la futura obra. «Me sirve mucho para calcular dónde poner cada cosa, si yo sé que el climax tiene que estar al 75 por ciento de la obra, puedo calcular la cantidad de páginas y ver dónde meterlo, cómo llegar ahí», señala.
«Nunca quise subetimar la técnica de la escritura, porque por ahí sentía que tenía un gen, unas inquietudes o algunas ideas desde lo visual, pero no todas las herramientas para contar bien, no quería ser el típico dibujante que se larga a contar historias sin saber cómo se hace», cuenta sobre sus comienzos con el taller de Diego Agrimbau, a cuyo juicio «sometió» la historia que hoy narra en Cuadritos. «La cantidad de correccoines fue muy chica, porque con lo mismo que había ido aprendiendo también lo había ido puliendo bastante», recuerda sobre la última etapa de desarrollo del proyecto.
Aunque siempre se dedicó al dibujo, esas inquietudes narrativas lo acompañan desde siempre y está lleno de apuntes que le fue sacando a su hermana quien, entre muchas otras cosas, estudió cine y stand-up. «Hay gente que es graciosa en un asado, pero la subís a un escenario o le pedís que escriba un monólogo gracioso y no les sale nada coherente», objeta y apunta que «todas esas cosas tienen una técnica que no podés desatender». (more…)