Cuadritos, periodismo de historieta

octubre 31, 2010

Fantasmas de un tipo trash

En lugar de autobiografía, Baert prefiere hacer "autoficción" y delirar a partir de anécdotas

«No es que haya mucho más para decir», dispensa Federico Baert mientras recorre la rambla rosarina: «todos tenemos nuestros fantasmas». Los suyos se materializan en las páginas de La danza de los condenados, que publica cada miércoles en Historietas reales, en compañía de Marcos Vergara (fondos) y Caio di Lorenzo (color). Es la más trash y «reventada» de cuántas historias pueblan el sitio colectivo dedicado -originalmente- a la autobiografía, consigna a la que el autor nicoleño se apega, aunque retoque aquí y allá algunos detalles (o muchos)?.

Mientras las preguntas van y vienen por mail, queda claro que el Baert digital es igual de parco de cuerpo presente, y tan ácido como su homónimo dibujado. Escondido tras sus gafas oscuras, estira el cuello, desconfiando del resultado de la sesión de fotos. Lo desconcierta la ausencia de flash.

En La danza de los condenados, recientemente recopilado en coedición por Llanto de Mudo y LocoRabia, Baert se presenta como un docente que detesta trabajar, con una abuela espiritista medio chiflada, una ex novia siempre presente y un amigo dueño de un bar. Lo visitan dos espectros que vienen del pasado a reclamarle cuentas pendientes. «Es un recurso que utilizo en varias de mis hitorias», explica, «todos estamos acostados por ellos, sobre todo porque los creamos nosotros mismos». Bien pensado, reflexiona, todos los personajes son a su modo fantasmas. «Estamos rodeados por ellos, sólo que algunos tenemos la desgracia de verlos».

La aparición de Urdapilleta como "personaje invitado" fue un punto alto de la serie

Comenzó su relato cuando fue invitado a Historietas Reales junto al resto del Grupo Aquelarre. «Contar mi vida no me entusiasmó mucho», señala, «la vida de un historietista no es demasiado interesante, consiste en leer, escribir y dibujar, y uno se pasa la mayor parte del tiempo en un escritorio».

Como suele suceder en estos casos, con la posibilidad de ocupar el espacio las ideas empezaron a rondarle la cabeza (como fantasmas, es dable suponer). «Pero es cuando HR abre el juego a las ficciones y aparecen Cena con amigos, Camping y demás, que me dio ganas de armar algo y decidí empezar con una autoficción».

Si la autobiografía consiste en contar de modo interesante o atractivo algo que sucedió, la «autoficción», explica, parte de acontecimientos que sí sucedieron, pero luego son pasados por el tamiz del delirio. «Entonces busco crear una historia que tenga por principal consigna entretener, que la mayor cantidad de lectores entienda y disfrute», apunta. «Sino es un ejercicio de historietistas para otros historietistas, y la historieta debe ser popular y entendible para todos, como cualquier disciplina artística».

«Autoficción» mediante, de la consigna autobiográfica original asegura que «sólo queda que el Baert de la ficción es el mismo que el real». Y como si rellenara el formulario de una red social, describe: «soy profesor de arte, me gusta beber, mi abuela es espiritista, los compañeros de trabajo existen con sus nombres reales (y en cada arco argumental adquieren mayor protagonismo), y Mendoza y Vera son mis amigos, aunque hace mucho que no nos vemos por motivos que se explicarán en la cuarta parte de La danza» (NdR: que va por la página 11, de 24).

La coedición de La danza suprime el color original por escala de grises

«De última, hasta cuando uno hace ficción está hablando de sí mismo», remarca el historietista. Reconoce diferencias entre el Baert ficcional y el de carne y hueso, pero no muchas. Algunas saltan a la vista, como el cariño que profesa por sus alumnos y por la docencia. «No soy tan trash como en la historieta, sí tengo mis épocas de reviente y desarreglos físicos y psíquicos, pero también momentos tranquilos, de lo contrario no me podría sentar a escribir y dibujar», señala.

En La danza mezcla varias anécdotas de su vida, aunque se niega a revelar cuánto hay de real en cada una. «Perdería interés para los lectores», sugiere y sólo soltará prenda con el micrófono apagado. «Sólo los que me conocen realmente saben qué cosas son verídicas y cuáles inventadas», zanja el asunto.

«En HR al principio me daba mucha curiosidad esa devolución inmediata de parte de los lectores y hoy aunque la sorpresa no es tanta, uno siempre agradece la molestia que se otman algunos en dejar palabras de aliento, felicitación o crítica».

Para Baert, la vigencia de HR y el resto de la blogósfera demuestra «la necesidad de los artistas de mostrar sus obras, aún ante la ausencia de una industria de historietas». Para el nicoleño, la existencia de una revista de antología y «algunas buenas intenciones de editores independientes» no es suficiente. «Hace falta un editor que diga muchachos, déjense de tanta pelotudez, inventen buenos personajes y escriban historias que se entiendan y entretengan al público«, considera, «es eso o seguir así y resignarnos a que la historieta ya no vuelva a ser popular».

«El libro en papel me interesa cada vez menos, aunque ver el material impreso sigue siendo una satisfacción», considera en torno a la reciente recopilación. «Lo que me preocupa e interesa es seguir teniendo esa pasión a la hora de plasmar en la página una historia». O sus fantasmas.

6 comentarios »

  1. Por momentos es genial, por momentos cansa un poco. Lo mismo que a algunos nos pasa con Gustavo Sala. Ademas nadie quiere creerles a esos que como Woody Allen dicen que sus personajes no son ellos. Gloria a Baer.

    Comentarios por oenlao — octubre 31, 2010 @ 10:38 am | Responder

  2. Yo quisiera agregar, que Federico Baert es un excelente ser humano.
    brian.

    Comentarios por brianjanchez — octubre 31, 2010 @ 10:57 am | Responder

  3. baert es un absoluto genio
    yo lo vi pelear contra un arbol¡

    Comentarios por ricosexyyfamoso — noviembre 1, 2010 @ 2:25 pm | Responder

  4. No se me ocurre otro autor independiente argentino que haya plasmado un cuerpo de trabajo tan complejo y sólido a lo largo de los años. Capo absoluto. Y un tipazo, como bien señala Brian.

    Comentarios por Rodrigo Terranova — noviembre 1, 2010 @ 3:28 pm | Responder

  5. «la historieta debe ser popular y entendible para todos, como cualquier disciplina artística».
    Esa es mi bandera.
    Ese es mi pollo.

    Comentarios por Rocherio — noviembre 2, 2010 @ 5:28 pm | Responder

  6. […] y entrevista al autor por Andrés Valenzuela, titulado “Fantasmas de un tipo trash“, aquí. Se pueden leer todas las páginas (las publicadas en papel y las inéditas), cliqueando aquí. […]

    Pingback por TamTam » “La Danza de los Condenados”, por Federico Baert — noviembre 16, 2010 @ 7:53 am | Responder


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