Cuadritos, periodismo de historieta

abril 21, 2013

«Es una extraña venganza cínica»

Filed under: Cómic argentino,Entrevistas — Andrés Valenzuela @ 10:00 am
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«Si uno tiene determinadas convicciones va a terminar actuando en virtud de ellas»

En el estudio de Juan Manuel Tumburús hay un tablero que ya casi no se usa para dibujar. Le ganó el espacio la tableta digital, aunque su dueño se resiste a dejar de usarla. Aunque ya no sostiene futuras entregas de ilustración, sí sirve al menos para desplegar allí las historias que Tumburús pergueña. «Le pongo hojas largas y trazo ahí una línea de tiempo de la historia», explica el joven, «y empiezan a salir flechas con todo lo que se me va ocurriendo: páginas, secuencias, diálogos, detalles». Sus guiones no tienen la forma tradicional. En su trabajo el autor de Steve Punk va capturando elementos e integrándolos a la futura obra. «Me sirve mucho para calcular dónde poner cada cosa, si yo sé que el climax tiene que estar al 75 por ciento de la obra, puedo calcular la cantidad de páginas y ver dónde meterlo, cómo llegar ahí», señala.

«Nunca quise subetimar la técnica de la escritura, porque por ahí sentía que tenía un gen, unas inquietudes o algunas ideas desde lo visual, pero no todas las herramientas para contar bien, no quería ser el típico dibujante que se larga a contar historias sin saber cómo se hace», cuenta sobre sus comienzos con el taller de Diego Agrimbau, a cuyo juicio «sometió» la historia que hoy narra en Cuadritos. «La cantidad de correccoines fue muy chica, porque con lo mismo que había ido aprendiendo también lo había ido puliendo bastante», recuerda sobre la última etapa de desarrollo del proyecto.

Aunque siempre se dedicó al dibujo, esas inquietudes narrativas lo acompañan desde siempre y está lleno de apuntes que le fue sacando a su hermana quien, entre muchas otras cosas, estudió cine y stand-up. «Hay gente que es graciosa en un asado, pero la subís a un escenario o le pedís que escriba un monólogo gracioso y no les sale nada coherente», objeta y apunta que «todas esas cosas tienen una técnica que no podés desatender».

Aunque hay una mujer en disputa, no es una historia romántica

Aunque hay una mujer en disputa, no es una historia romántica

Con 31 años, Tumburús hizo un largo recorrido hasta llegar a la historieta. Egresado del secundario, empezó derecho, hasta que dijo «no me veo laburando de abogado» y siguió dibujando. «Hice talleres en el entrepiso de comiquerías, la típica donde un tipo que más o menos sabe dibujar va y da clases, pero me di cuenta bastante rápido que de eso no aprendía, no porque yo supiera, sino porque los que no sabían eran ellos». Así pasó por las clases, talleres y estudios de historietistas y artistas plásticos, hasta que la búsqueda de trabajo lo llevó a un estudio de animación, donde lo capacitaron.

«Había mucha demanda de mano de obra, porque después del congelamiento de la industria en los ’90, con la devaluación volvía a ser un mercado y no contaban con la cantidad de gente para sacar el volumen de laburo que tenían”, rememora y recuerda que en esos días lo acompañaban, tablero por medio, gente como Santiago Nine o Ignacio Minaverry, aunque ninguno terminó dedicándose de lleno a la animación. “Éramos dibujantes y la animación es otra cosa, aunque esté compuesta por dibujos”, considera.

El salto cualitativo en su trabajo lo consiguió haciendo fondos para la película El arca. «Pinté unos fondos en mi casa y los llevé, les dije que nunca había hecho fondos para animación, pero que si era necesario iba a aprender ahí hasta que supiese y después empezaba a trabajar, que estaba dispuesto a poner parte de mi tiempo como inversión». Su actitud le consiguió trabajo y pasó los dos años siguientes pintando fondos bajo la dirección de quien considera su gran maestro, Sebastián Barreiro. «No sólo te daba órdenes, sino que además te explicaba y te enseñaba mil cosas».

¿Cómo llega la historieta?

– Siempre me copó mucho pero nunca tuve mucha motivación para aplicar como diubjante a las editoriales. Les tenía tanto respeto que no me veía dibujando Batman o ese tipo de cosas, que tampoco me gustan. Sí hice algo de coloreado, porque tengo el oficio para eso y con el dibujo soy  bastante mercenario y hago lo que salga, pero en cuanto al guión, me gusta trabajar mis historias, no hacerlas por encargo. Es por eso que no hay casi nada mío. Hay algo en De amor de locura y de muerte, que me llamaron y aunque está narrado –creo yo- con criterio, tiene una terminación muy de ilustración.

¿Quién es el auténtico protagonista? Un misterio a resolver.

¿Quién es el auténtico protagonista? Un misterio a resolver.

– ¿Cómo concebiste Steve Punk?

– Apareció hace mucho tiempo. Era una historia que tenía medio desarrollada. Pienso mucho en términos visuales y tenía unos elementos que me llevaban a contar una historia, que aunque no es la que estoy contando ahora, sí tenía muchas cosas. En ese momento sentía que no tenía todas las herramientas formales para escribir bien. Por un lado me  gustan mucho los juegos de palabras, así que un poco lo de «steampunk» con el nombre de personaje. Y la idea de los engranajes llevarlo a la historia, sin ser Watchmen ni mucho menos, quería hacer orgánico lo estético con la estructura.

El steampunk es un subgénero poco transitado, ¿por qué te interesaba?

– Es absolutamente visual, tenía que ver con qué cosas quería contar. Además, me resultaba más fácil inventar cosas que documentarme. Si iba a ambientar una historia en Polonia en 1985, tendría que buscar fotos a ver cómo era, qué autos se usaban, o mismo en Argentina, cómo son las calles según el barrio, la ropa, demás. Acá en cambio hago lo que se me ocurre, mientras mantenga el verosímil, si tiene que aparecer una nave extraña, no tiene ningún rigor.

¿Y por qué elegir esta historia para la Convocatoria de Cuadritos?

– Cuando sentí que la Convocatoria me sumaba y que era una buena exposición, lo pensé un poco desde lo operativo: tiene muy pocos personajes y básicamente, es muy lineal siguiendo a un solo personaje. Desde ese punto de vista no iba a tener grandes escenas ni muy complicadas.  Entonces también busqué poder llevarlo a cabo si era elegido.

El relato pone en juego una doble faceta de duelo personal y político, ¿cómo las manejás?

– Son indivisibles. Lo político en un punto se asume como personal. Si uno tiene determinadas convicciones va a terminar actuando en virtud de ellas, y al revés también. Uno se alinea con el pensamiento que mejor lo cobija. Después hay otra cosa que es la relación entre ellos dos, donde parece que el gato está cazando al ratón y es al revés. No es casualidad, está totalmente pautado y planificado. Es una extraña venganza cínica.

Steve Punk se publica cada sábado a la mañana en Cuadritos

Steve Punk se publica cada sábado a la mañana en Cuadritos

Aunque la historia transcurre en un país en guerra, nunca se ve el conflicto o siquiera al enemigo, ¿por qué?.

– La primera idea era una especie de trilogía. En la segunda parte la historia se abría y derivaba a la contraparte de esta nación. Pero esto es funcional, para esta historia no vemos quién es el enemigo, ni por qué. Están ahí. Sabemos que pelean son recursos naturales y listo. Esto también explica por qué los personajes son tan grises. En la segunda parte el protagonista empezaría a tener cierta elevación espiritual.  El primer estadío de una persona a la que le pasa algo es la furia, la venganza. Después empieza a elevarse.

En Steve Punk las cosas no son lo que parecen y -encontrará el lector más adelante- no hay ni buenos ni malos, y quien aparentemente es el protagonista podría no necesariamente ser un héroe. De hecho, ante el grabador, Tumburús evita hablar de los personajes recurriendo a sus nombres. «El protagonista está loco, y tiene un nivel de perversidad…», reflexiona sin confesar cuál es el protagonista, «el tipo sabe que se está arruinando».

«La idea es que el lector que siga la historia vaya padeciendo conforme el personaje padece, pero al final te das cuenta que no está padeciendo nada. Es víctima y victimario, lo tiene todo planeado, y el final es bastante agridulce. No sé si te deja bien parado o con una linda sensación». La historia es gris, pese a todos los brillos de los inventos magníficos que recorren el extraño universo de Steve Punk. «Hay víctimas y victimarios que son ambas cosas, no hay posiciones puras, tienen incoherencias orgánicas muy grandes, muy de novela negra, ¡no hay ninguno bueno!», se solaza el autor quien advierte que quiso evitar moralejas y fábulas.

2 comentarios »

  1. Es una de esas joyas ocultas de las historieta argentina, que cuando salen al público sorprenden por la solidez en el debut. Todo el que lo conocía de antes le ponía fichas y con esto está empezando a pagar. Hay que aprovechar para leerlo ahora que es gratis, antes de que haya que conseguir euros para disfrutarlo 😛

    Comentarios por Gonzalo — abril 21, 2013 @ 9:53 pm | Responder

  2. Me parece bárbaro que cuando un dibujante se plantea ser autor integral se aboque a la técnica de narrar una historia. Estoy de acuerdo con todo lo que expresa Tumburus con respecto a la técnica. Con lo talentoso que es como dibujante y haciendo el hincapié en la formación de guionista la verdad es que a mi me promete mucho. Por eso estoy atenti a Steve Punk.

    Muy buen entrevista

    Comentarios por Arekasadaro — May 5, 2013 @ 4:49 am | Responder


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