De cómo Glidden se convirtió en Glidden

Glidden renegó de la pintura antes de dedicarse a la historieta (foto por Cecilia Villegas)

Pasaron casi cinco años de la publicación de How to understand Israel in 60 days y Sarah Glidden sonríe ante la cámara, un punto inhibida, en medio de la avenida 9 de julio. Con el Obelisco de fondo, un grabador que la espera y una invitación al Festival Internacional Viñetas Sueltas. Comienza octubre, recién, y la entrevista no saldrá sino hasta mediados de noviembre en el décimo número de la revista NAN, dentro de la sección que la publicación le brinda a Cuadritos, y de la que los siguientes párrafos son un generoso “bonus track”. Cinco años desde el libro de 2008 que convirtió a la joven autora norteamericana en referente de la nueva historieta periodística.

Y ya más tranquila, lejos del bullicio céntrico y las miradas curiosas, cuenta sus primeras sorpresas en Buenos Aires. Que es grande, que le recuerda a Nueva York pero más estirada. “Me tomé un colectivo en Parque Centenario y no dejaba de andar, fue un viaje de como media hora”, comenta. Luego, tras aprender que el café que quiere aquí se llama “lágrima”, habla de periodismo dibujado, de viajes a Medio Oriente, de la intimidad que se consigue retratando a alguien, del potencial de la historieta para interesar a la gente en cuestiones sociales y, finalmente, de cómo Sarah Glidden se convirtió en Sarah Glidden, ganadora del Premio Ignatz.

Porque las historietas, confiesa, nunca estuvieron dentro de su panorama. De chiquita apenas tenía acceso a ellas y sólo se encontraba con supermanes y batmanes y superheroínas que no le decían nada. La revista Mad, en el mejor de los casos No fue sino hasta que se topó con Art Spiegelman, Marjane Satrapi y Joe Sacco que cayó en la cuenta de que las viñetas podían ser su medio de expresión. Había empezado, cuenta, yendo a la universidad, a estudiar artes plásticas.

Para no soltarlo: un catálogo de Viñetas

Anticipando las preguntas: se consigue por $20.-

¿Qué tiene 72 páginas y va de mano en mano cuando se asoma por cualquier actividad? El Catálogo de autores del Festival Internacional de Historietas Viñetas Sueltas. Esta ocasión el Festival se asoció con la joven editorial Agua Negra para lanzar el catálogo. El libro incluye pasajes de la obra de 10 de los invitados internacionales y del autor nacional destacado: Salvador Sanz (Argentina), Truchafrita (Colombia), Marco Tóxico (Bolivia), Sarah Glidden (Estados Unidos), Renzo Vayra (Uruguay), Joni B. (Colombia), Olivier Balez (Francia/Chile), Frank Hippolyte (Isla de la Reunión), Darshan Fernando (Francia) y Téhem (Isla de la Reunión).

El libro supone una linda selección de trabajos de los 10 invitados. En general se trata de pasajes de obras más amplias pero que pueden leerse independientemente. Pasajes que cierran bien sobre sí mismos, redondean una idea y dejan un buen sabor en el lector. El nivel es alto y parejo del primero al décimo de los elegidos y si hay algunos peros, vienen por el lado de la edición.

Las páginas que le corresponden a Sanz son -reconocerá cualquier seguidor del argentino- parte de Angela della Morte. El único problema es que para los profanos en la obra del connacional el libro no incluye ninguna referencia sobre su publicación original ni su recopilación. Lamentablemente es una dificultad que se repite con el resto de los trabajos incluidos en el tomo.

El pasaje de Truchafrita es uno dedicado a reflexionar sobre el encuentro entre Bolívar y San Martín. El colombiano maneja muy bien el timing de una conversación entre su alter ego y un amigo-conejo (buen desplazamiento de la ya habitual figura autoral/conejil) que recorre la historieta y su papel social, los hechos históricos en sí mismos y el rol de la cultura como medio de reflexión. Es representativa estilísticamente de la obra de este dibujante y profesor de historia, y seguramente más de uno la recuerde por su paso por Historietas Reales.