Mordillo: «soy más periodista que dibujante»

Mordillo aceptó hablar con Página/12 para contar sus proyectos

¿Cuáles son los mejores dibujos de Guillermo Mordillo? ¿Qué piensa de las entrevistas? ¿Cuál es su chiste más político? Tres temas que quedaron, por cuestiones de espacio, fuera de la entrevista publicada en diciembre en Página/12, cuando el dibujante argentino volvió de visita al país. Tres cuestiones que Cuadritos trae a sus lectores en este bonus track.

Nuevos dibujos

Desde hace cuatro eneros que Mordillo no hace ningún dibujo nuevo. Sin embargo, sus seguidores no deberían desesperar, pues en su lugar está rehaciendo sus «mejores» trabajos. Con 77 años a cuestas, el dibujante argentino no deja de trabajar. «Cambié de técnica», cuenta, «hasta el 2006 los hacía con tintas y anilina, que es un material que sufre mucho con la luz, así que no puedo exponer los originales». Por eso, explica, decidió elegir un puñado de sus mejores obras y redibujarlas, esta vez con acrílico, «un material que resiste la luz y el paso del tiempo» pero que le trae nuevos desafíos. «Es como hacer nuevos originales», destaca, «estoy aprendiendo algo nuevo con una técnica que jamás había usado».

Mordillo no sabe si los que él considera sus «mejores dibujos» son los mismos que elegiría su público. «Seguramente no coincidan», concede. Ni con su propia esposa pudo ponerse de acuerdo. Él apunta a revisitar 150 obras, pero ella cree que debería elegir más. «Coincidimos en algunos trabajos, los más famosos, claro», comenta, «aunque luego hay algunos que yo prefiero y nadie conoce».

El dibujante está rehaciendo 150 de sus mejores dibujos "mudos"

Además, Mordillo se ha interesado en las nuevas tecnologías de copiado. «Tengo reproducciones, claro, he encontrado a una cuadra de mi estudio en Europa unas máquinas de las que sólo hay cuatro o cinco en el mundo,  y que reproduce en alta fidelidad», cuenta, «si vos ves el original y esta reproducción no te das cuenta cuál es cuál, yo lo noto porque sé que esta es el doble de grande que la original, pero la calidad está intacta». En su valija tiene algunas de estas «fotocopias de cien euros», que se trajo al país «por si acaso».

Entrevista mon amour

«Yo acepté la entrevista porque quería hablar de este tema del museo», reconoce Mordillo. La posible creación de un museo de la historieta y la caricatura bajo la órbita del gobierno porteño es un proyecto que lo moviliza y motiva. Sin embargo, acepta cualquier tema de conversación e incluso pregunta él mismo cosas que le interesan. En algunos pasajes, el encuentro se convierte en charla.

«Para mi la entrevista es una de las raras ocasiones en la cual dos personas se escuchan», declara Mordillo, «normalmente vos hablás con la gente de pitos y flautas, pero en una entrevista hay un ida y vuelta de preguntas y respuestas». El veterano dibujante cuenta que a veces «juega a la entrevista» con su familia y amigos. «Lo hice con mi mamá, antes que falleciera», recuerda, «le hice una pregunta que a lo mejor ninguno de ustedes le ha hecho a sus madres: mamá, ¿dónde me hicieron?».

Sin una palabra, múltiples lecturas políticas de una sola imagen

«La gente no se escucha, se aburre en familia y yo digo, ¿por qué no se hacen entrevistas?», propone, «escuchen a los abuelos, pregúntenles cómo se conocieron, a ellos les gusta contarlo». Y reflexiona: «a la gente le gusta que te intereses en ellos, yo soy más periodista que dibujante porque publico en los periódicos»

En todo el arco político

«El chiste más político que he hecho lo publicaron medios de izquierda y derecha», señala con cierto tono de orgullo Mordillo, aunque reconoce que al momento de hacerlo, no lo pensó de ese modo. «Estaba en un tren en Inglaterra mirando por la ventanilla y vi un barrio donde todas las casas eran iguales. Entonces pensé qué loco sería si alguien pintara una casa de distinto color«, recuerda, «entonces dibujé todas las casitas grises y una de distinto color, y a ese se lo llevan preso». Lo primero que le atrajo fue la idea gráfica, «recién más tarde me di cuenta que era un alegato contra los totalitarismos», admite.

«Es una idea política, entonces los de izquierda me lo publican pensando que los totalitaristas son los de enfrente, y los de la derecha pensando que los totalitaristas son los de izquierda», explica y ríe: «¡me salió redondo!». Para Mordillo el chiste «no es de derecha ni de izquierda, es contra los totalitarismos». Hasta se lo pubilcaron en China, en la portada de un libro, «aunque ellos lo ven como un que se joda por rebelarse contra el sistema”.